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Lisette Model fue una gran fotógrafa austriaca-estadounidense que redefinió la fotografía callejera, transmitiéndonos instantes directos, sinceros y humanos.

Una retratista por excelencia de los matices y peculiaridades de las personas corrientes de Francia y Estados Unidos, porque con su gigantesco talento encontraba arte en cualquier lugar.

Su nombre, sinónimo del glamour entendido de una forma bastante particular, os sonará porque la mencionamos en el pasado artículo sobre Diane Arbus, ya que Model fue como su madre fotográfica.

La obra de Lisette Model y su paso por la enseñanza de este maravilloso arte, son una demostración del poder de la fotografía de calle con una lente tan directa como humanista.

Lo que me interesa es la superficie. Porque la superficie es el interior. La gente siempre dice que hay que investigar dentro. Olvídalo. Todo está por fuera.

Biografía de Lisette Model

Elise Amelie Felicie Stern nació en la Viena del Imperio Austro-Húngaro un 10 de noviembre de 1901.

De padre judío e italiano y madre católica francesa, el matrimonio tuvo tres hijos: Salvatór, un año mayor que Elise (Lisette), y Olga, la menor del trío.

La acomodada familia con capital cultural dio a la pequeña Elise clases privadas de todo lo que deseara, incluso idiomas como francés, alemán e italiano, los cuales dominó a temprana edad.

El auge del antisemitismo forzó que la familia cambiara su apellido Stern a Seybert en 1906, y Elise fue criada en la fe católica.

Por lo que se sabe, la infancia de Elise, que a partir de los veinte se apodó Lisette, no fue fácil. Su padre era poco cariñoso y se cree que abusaba sexualmente de sus dos hijas.

Sea como fuere, una veinteañera Lisette obtuvo su primer contacto serio con el arte a través de Arnold Schönberg, un reputado compositor que fue contratado para darle clases privadas de teoría musical.

A través de Schönberg, —a quien Lisette consideró tiempo después como su mayor influencia artística y pedagógica— conoce otras artes y vanguardias del momento, como el expresionismo.

En 1924, la joven emigró hacia París para continuar sus estudios de música y canto.

Allí, entre 1926 y 1933, frecuentó bares y cafés completamente sola e intentó relacionarse con grupos sociales ajenos a su origen burgués.

Es en esta etapa de solitaria introspección que se interesa por el psicoanálisis y conoce a Evsa Model, el pintor judío-soviético con quien se casaría en 1937.

Lisette Model retrato de joven

1933: Las primeras fotos

 

En 1933 abandona los estudios de música y se introduce en las artes visuales, empezando por la pintura. A través de Evsa Model conoce a Andre Lhote, célebre pintor y profesor que también orientó a Cartier-Bresson.

Para ese entonces, Lisette ya conocía la fotografía, pero no le interesaba mucho.

Le llamaban más la atención los procesos del cuarto oscuro que el hecho de disparar en sí.

Sin embargo, su hermana Olga la introdujo al medio y le ayudaba para que Lisette aprendiera de forma práctica. Por otra parte, la fotógrafa Rogi André le enseñó a usar la Rolleiflex y en una ocasión le recomendó:

“Jamás fotografíes nada que no te apasione.”

 

Esta afirmación se convirtió en el mantra por excelencia para Lisette Model, una frase que practicó y que moldeó a su manera para su alumnado a partir de los años cincuenta.

Pero no nos adelantemos.

El hecho clave que hizo que Lisette se interesara por la fotografía fue la necesidad.

En algún momento de 1933, fue advertida por un amigo fotógrafo sobre “la alta tensión política” dada por el creciente poder de Adolf Hitler en toda Europa, y la fotografía era un negocio rentable a comparación de lo que ofrecían las otras artes.

Lisette, como judía, no podía arriesgarse.

Desde entonces trabajaría a ratos como fotógrafa por cuenta propia, consolidándose como profesional en 1937, tras mejorar su técnica con cursos de la artista Florence Henri.

 

 

1934-1938: La desconocida realidad de la burguesía en Promenade des Anglais

 

 

En 1934 Lisette Model visitó a su madre en Niza, Francia.

La imparable desigualdad y el crudo escenario de desolación en la ciudad no pasó desapercibido para la fotógrafa aún un poco principiante.

Sin embargo, con relativa cautela quiso fotografiar escenas menos frecuentes: la vida de la clase burguesa, cada vez más cínica y desconectada de la realidad.

Sus sujetos fotografiados estarían en el paseo a lo largo de la costa mediterránea de Niza, Promenade des Anglais.

Y el planteamiento de Lisette fue sencillo: mostrar sus vidas cotidianas de la forma más cruda y directa posible.

Muchas de estas imágenes se tomaron sin el consentimiento de sus protagonistas, otras fueron realizadas con el aparente conocimiento indiferente de sus protagonistas.

Sobre todo los hombres y mujeres mayores mostraban poco interés en que Lisette pareciera tomarles fotos.

En todo caso, Lisette a veces aparentaba estar fotografiando un espacio más amplio en lugar de una sola persona, el truco está en que recortó muchas de las imágenes.

Tal vez por temor a represalias, la serie fue publicándose poco a poco a partir de 1935, primero por la revista francesa comunista Regards.

Desde esta primera serie se puede observar gran parte de lo que iba a ser su sello característico, como los retratos de planos completos (y primeros planos) con gente común en su día a día.

Todo esta serie sería lo que más resalta en su primera etapa, en la que pule su estilo y forma su reputación.

1938-1954: Photo League, últimas impresiones y nueva faceta

 

En 1937 se casa con Evsa Model y por problemas financieros deciden al año siguiente emigrar a Estados Unidos, instalándose juntos en Nueva York.

Una vez en La Gran Manzana siguió fotografiando las calles y a personas anónimas.
Experimentó  también con algunas elegantes fotos de edificios, tiendas y maniquíes, donde las sombras y las figuras ambiguas ocupan un lugar destacado.

A partir de ahí nacerían dos series nuevas, “Reflections” y “Running Legs“.

Pronto logró trabajar de forma independiente y con encargos para Harper’s Bazaar, PM Weekly, Look, Cue y Ladies’ Home Journal, entre 1941 a 1955.

Tal vez su imagen más famosa e influyente sea “Coney Island Bather” (1938), que fue publicada por la revista Harper’s Bazaar. En ella, el encuadre de Lisette enfatiza la presencia de una bañista de aspecto alegre e imponente.

De 1946 data un retrato de la propia Lisette en acción, fotografiada por Weegee. Una imagen que, deliberadamente, se inspira en el propio estilo de la fotógrafa.

Desde 1944 hasta 1951 ella fue miembro de la Photo League, una cooperativa de fotógrafos progresistas y con conciencia social. Como curiosidad, alrededor de un tercio de quienes participaron en la iniciativa eran mujeres, y también estaban en cargos relevantes.

Así, Lisette pudo compartir espacios con leyendas como W. Eugene Smith, Helen Levitt, Margaret Bourke-White, Berenice Abbott y Ansel Adams.

De hecho, hizo una cercana amistad con Abbott y Adams, pero su paso por la organización terminaría dándole cada vez más problemas porque en 1947 el FBI declaró Photo League como “subversiva, comunista y anti-estadounidense”.

Para 1953, la fotógrafa fue interrogada con el fin de convencerla para volverse una informante, pero se negó. En consecuencia, fue agregada a la lista negra.

Esto golpeó financieramente a Lisette, ya que tuvo menos clientes tras esa acusación de ser “traidora a los valores americanos”.

Por decirlo de alguna manera, estaba sufriendo un ostracismo moderno.

En plena era del macartismo, pocas personas querían relacionarse con otras con acusaciones de apoyar el comunismo.

Con este golpe a su economía se reinventa como docente, área donde ya había tenido algo de experiencia gracias a Ansel Adams, que le ayudó a conseguir dar clases en el Instituto de Bellas Artes de San Francisco en 1949.

Enseñaría, asimismo, en la New School, donde hizo una fuerte amistad con el maestro Minor White.

También enseñó en la escuela de Investigación Social de la Universidad de Columbia, en la que fortaleció su amistad con Berenice Abbott y conoció a una interesante estudiante.

¿Quién?

Diane Arbus, la fotógrafa cuyo estilo deja entrever influencias bastante claras de la docente.

Sí, la segunda mitad de la vida de Model estaría por completo dedicada a la docencia, tanto en instituciones especializadas, como en universidades o dando  clases particulares.

Y la carrera como fotógrafa de Lisette fue terminando en la década de los cincuenta con viajes a Mónaco, Venezuela e Italia.

Fotografió personas de la calle y refinerías de petróleo venezolanas, coqueteando así con su otra constante: el juego de sombras, contrastes y formas entre los objetos.

En Italia experimentó con las texturas a través de los museos y las estatuas.

A lo largo de toda su trayectoria, Lisette hizo la mayoría de sus fotos en Francia (las mejores en la Riviera Francesa) y Estados Unidos (lo mejor en Nueva York, claro está).

Hasta el final de su vida continuó fotografiando, pero apenas publicó sus impresiones a partir de 1955. Aún hoy, gran parte de la obra de la fotógrafa permanece, de hecho, inédita.

Se cree que esto fue así por lo ocupada que solía encontrarse con la docencia y por sus frecuentes dificultades económicas.

Descifrando el estilo y la filosofía de Lisette Model

Empecemos por su técnica.

Dos elementos le diferencian del resto en la comunidad fotográfica: la selección del formato de 16 × 20 pulgadas y el recorte de las fotografías. Además, para exponerlas, le gustaba dejarlas detrás de un metacrilato o una lámina de cristal sin marco exterior.

Se tenía como regla no escrita de la fotografía no recortar las fotos, porque se asume que cada fotógrafo elige el encuadre con precisión para evitar eso.

La fotógrafa no era indiferente a esta regla, pero el modo en que estuvo disparando le forzó a romperla con frecuencia.

¿El modo? Sí. Es decir:

 

Fotografiando con pasión y desde la distancia

 

Su idea era salir a la calle y fotografiar absolutamente todo lo que viera llamativo.

Si era necesario lo hacía con relativa cautela, como disimulando a qué estaba enfocando en realidad. A diferencia de otras personalidades de las que hemos hablado en la Fotopedia, Lisette apenas socializaba con el entorno.

Así actuó en Francia desde 1934 a 1937 y continuó siendo así mucho después de eso. Es más, prefería salir con su esposo Evsa, que compensaba su asociabilidad al ser él una persona más extrovertida.

Pero eso sí, ella hablaba lo suficiente como para tampoco parecer una señora extraña e impertinente. Recordemos que, además, eran otros tiempos. Hacer una fotografía a gente desconocida no era algo tan común y las personas eran menos reacias a ser fotografiadas.

Ahora sí, pasemos a sus características artísticas.

 

Fotografía de personas anónimas

 

No hay artificios aquí. El protagonista absoluto en la obra de esta artista son las personas.

No son modelos profesionales ni celebridades.

No hay ni una sola persona reconocible en sus fotos en el sentido de que sepamos su nombre siquiera. No hay una pose ni instrucciones para ello.

Algunas son personas con mucho dinero y privilegiadas, otras no.

Son fotos de gente que normalmente no ha sido fotografiada, o de haberlo sido, no  en contextos tan corrientes, como mientras están en una playa, en un bar o sólo de paseo por la calle.

Esta constante le sirvió para destacar lo que pocos artistas estaban explorando: lo ordinario, lo superficial y corriente como hilo temático y factor diferenciador.

 

Dominio técnico, pero sin obsesionarse

 

Estamos ante una mujer que sabía muy bien lo que quería y cómo conseguirlo, y en cuanto a la fotografía se refiere no podía ser menos: Lisette Model nunca se interesó demasiado por el aspecto técnico, ni siquiera compositivo.

Su mantra era que la fotografía debe comunicar algo, pero para comunicar ese algo no es necesario obsesionarse, sólo sentir eso que se quiere comunicar. Esto no quiere decir que desconociera el apartado técnico, ni mucho menos.

Conoció todo lo que se debía saber sobre la fotografía, pero mantuvo sencillo su trabajo.

Por lo tanto, no veremos en su obra una amplia gama de reglas estéticas ni detalladas composiciones, son, más bien, de carácter minimalista.

 

El instante y la crudeza como protagonista secundario

 

Ella lo decía de esta manera:

“La fotografía es el arte de la milésima de segundo que revela imágenes y aspectos de la vida que resultan prácticamente invisibles para el ojo.”

Y de esta forma:

“Soy una amante apasionada de la instantánea, porque de todas las imágenes fotográficas es la que más se acerca a la verdad.”

Fotografiar personas corrientes y en ocasiones inusuales durante instantes en apariencia mágicos trae una consecuencia colateral: crudeza. O, mejor dicho, una honestidad brutal.

Model fue una especialista a la hora de interpretar la realidad a través de momentos invisibles al ojo humano.

Es lo que llamó “el arte de la fracción de segundo”. Ergo, la velocidad lo es todo.
Poco más hay que añadir.

 

Un estilo de composición brutalmente original

 

Model prioriza las expresiones en los sujetos y el lenguaje corporal que transmiten, porque en general sus fotos muestran personas en movimiento, incluso cuando están sentadas.
Y se esforzaba por obtener instantáneas de las caras en su momento más expresivo.

Su revelado ofrece un monocromo que en varias situaciones oscurece parte del rostro de los sujetos, lo que resulta una composición más misteriosa. Si nos fijamos bien, ella tiende a separar los sujetos del fondo a través del contraste entre tonos.

Cada poco tiempo ella experimentaba con planos poco comunes, como el plano holandés, en picado o contrapicado, es decir, desde un ángulo bajo del sujeto o por encima de su altura.

No menos importante es su fijación en las sombras, los espejos y las texturas: le gustaba jugar con la combinación de estos elementos para dar con imágenes de aspecto fantasmal y distante. Para resaltar lo extraño, usó perspectivas poco frecuentes y luces dramáticas.

La fórmula repetitiva de Lisette Model parece sencilla porque no posee muchos elementos, pero no hay que engañarse: capturar esos momentos no está al alcance de cualquiera.

 

Una docente diferente

 

Inspirándose en su maestro Schoenberg, Lisette Model construyó su método de enseñanza haciendo énfasis en que cada estudiante lograse desarrollar un criterio y estilo propio.

Una serie de curiosas características le diferencian del cuerpo docente en general:

  1. Mientras que a otras personas les gustaba enseñar mostrando ejemplos de su trabajo, Lisette prefería mostrar la obra de otros artistas, como August Sander.
  2. Recomendaba al alumnado salir con cámaras sin carrete para entrenar el ojo.
  3. Propiciaba el feedback constante entre alumnos para mejorar las fotos.
  4. Insistía en la necesidad de hacer introspección para responder a la pregunta: ¿qué buscas realmente con la fotografía?

La fotografía, insistía Model, “no debería tener reglas, ni ideas preconcebidas ni fórmulas aplicadas”. Y la fotografía ajena es para admirarse, no para copiarse.

Lisette Model fotografiada por Weegee

Sus frases para conocerla mejor

 

 

Sobre su forma de ver la fotografía:

“La cámara es un instrumento de detección. Fotografiamos no sólo lo que sabemos sino también lo que no sabemos. Se captura un momento que fue y nunca volverá a ser, y que sigue vivo en la imagen”.

 

Acerca de la idiosincrasia del medio:

“La fotografía es el arte más fácil, lo que quizá le convierte en el más difícil”.

“Nuevas imágenes nos rodean por todas partes. Son invisibles sólo por la rutina estéril de la convención y el miedo”.

 

Del porqué de sus fotos:

“A menudo me han preguntado qué quería demostrar con mis fotografías. La respuesta es que no quiero demostrar nada. Me prueban a mí, soy yo quien recibe la lección“.

“Cogí una cámara sin ningún tipo de ambición de ser buena o mala. Y sobre todo sin ninguna ambición de ganarme la vida… Toda mi libertad trabajando en fotografía viene porque me digo a mí misma: Veamos qué está pasando en este mundo. Averigüémoslo. ¿Qué aspecto tiene esta gente?

Lisette Model

Legado e influencia

 

 

Lisette Model tiene un legado y una influencia doble en la historia de la fotografía ya que no sólo era una fotógrafa excelente, sino que también fue una profesora estupenda e inspiradora.

Con su arte y su enseñanza, propició el cambio en la fotografía callejera y aportó piezas clave para el origen de la fotografía de posguerra en Estados Unidos, de la que algunos de sus alumnos serían exponentes.

Los grandes de la fotografía contemporánea beben de su legado.

Incluso si sólo se inspiran en la obra de sus alumnos como Larry Fink, Peter Hujar y Diane Arbus, pues en cada uno de ellos hay elementos de Model.

Estos y otros estudiantes a menudo conservaban contacto con la docente hasta años después de la tutela.

Su legado se visibiliza en el primer y único libro (al menos, de carácter oficial) de Lisette Model, llamado como la fotógrafa homónima, que fue publicado en 1979 por la reputada editorial Aperture.

Con prefacio de Berenice Abbott y edición a cargo de Marvin Israel, este libro (reeditado en 2007) contiene 50 fotografías, desde las de la burguesía despreocupada en Francia a los sitios más recónditos de Estados Unidos.

Libro Lisette Model

Homenajes, premios y exposiciones

 

 

Lisette Model tuvo el grandioso privilegio de ser una de las artistas incluidas en la exposición inaugural de fotografía del MoMA “Sixty Photographs: A Survey of Camera Esthetics, en 1940″.

Y uno de los primeros homenajes a Lisette Model fue en su inclusión en el collage “Some Living American Women Artists” de la artista feminista Mary Beth Edelson. Esto pretendía ser una forma de homenajear a muchas mujeres del gremio artístico en Estados Unidos.

A mediados de los setenta recibió becas de la Ingram Merrill Foundation y la Creative Artists Public Service Program.

En 1982 recibió la Medalla de la Villa de París.

La New School de New York, una de las instituciones donde enseñó Model, le entregó un doctorado honoris causa en 1981, destacándola como una artista con un “talento y sensibilidad únicos“, que exploraba “el glamour, la grandeza y las contradicciones de Estados Unidos y su gente“.

A pesar de su inmenso legado, Model tiene una lista bastante corta de premios y homenajes. Los mencionados y poco más.

Pero no así con las exhibiciones.

El MoMA tiene la colección de archivos más grande de Lisette Model en el mundo, —la colecciona desde 1940— por delante de la Galería Nacional de Canadá.

Su obra se expone permanentemente en algunos de los museos más reputados del mundo, como el Museo Judío y el Museo Metropolitano de Arte (“The Met”) en Nueva York, el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou en París; y la Albertina en Viena, Austria.

Otros museos en Estados Unidos exponen su obra y alrededor del mundo se han hecho diversas exhibiciones de sus fotografías hasta fechas recientes.

Con 81 años falleció el 30 de marzo de 1983 en el Hospital de Nueva York, tras complicaciones por un infarto.

Apenas unas semanas antes el fotógrafo alemán Volker Hinz retrató a Lisette Model, probablemente la última imagen que se conserva de esta grandiosa artista.

Lisette Model fotografiada por Volker Hinz

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Preguntas frecuentes

¿Qué fotógrafos famosos aprendieron bajo la tutela de Lisette Model?

Diane Arbus, Eva Rubinstein, Larry Fink, Peter Hujar, Rosalind Fox Solomon, Ray Jacobs, Todd Webb, Bruce Weber y Bruce Cratsley.

¿Qué personajes famosos retrató Lisette Model?

Dato curioso: las únicas celebridades que retrató fueron Billie Holiday y Ella Fitzgerald.

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

¿Sabes que mirar sus fotografías es la mejor manera de que las tuyas tengan alguna posibilidad de hacer historia también?

 

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