Skip to main content
CarritoClose Cart

Pocos fotógrafos han tenido una vida tan sorprendente e intensa como el húngaro-francés Gyula Halász, mejor conocido por su seudónimo Brassaï.

Sus sujetos serían las solitarias y oscuras calles de París, así como sus grafitis, sus marginados y también, más que nada, su alta sociedad.

Fue alguien que se codeó con la élite cultural e intelectual más reputada de Francia, un artista con todas las letras que retrató e influyó sobre leyendas como Pablo Picasso o Henry Miller.

Porque no sólo era fotógrafo, sino cineasta, periodista, escritor, escultor e incluso medallista.

Apodado como “el ojo de París” por su buen amigo Miller, Brassaï fotografió la vida parisina con una pasión profunda para destacar la magia de la capital francesa, que todavía hoy sigue vigente y enamora a millones de amantes de la fotografía.

La finalidad del arte es dar a la gente un mayor nivel de conciencia.

Biografía de Brassaï

De sobrevivir a la guerra a enamorarse de París

 

Gyula Halász nació el 9 de septiembre de 1899 en la ciudad de Brasso de Transilvania, entonces parte de Hungría, hoy perteneciente a Rumania.

Siempre con un espíritu observador, desde pequeño se interesó por las artes, en parte gracias a su padre y sus viajes a París, un hombre que fue profesor de literatura francesa en la Universidad de Brasso.

El adolescente Halász estudió Bellas Artes en Budapest con especialidad en pintura y escultura, y soñaba con mudarse a París. Pintar sería su primera profesión.

Su sueño se frustró al ser reclutado por el ejército austrohúngaro durante la primera guerra mundial. Una vez terminada la guerra, Halász se mudó a Berlín y se especializó en el periodismo, ganándose la vida de esta forma y en ocasiones como ilustrador.

Al haber sido Francia un país enemigo, no se les permitió a los austrohúngaros visitar ese país hasta 1924.

Así que en cuanto llegó 1924 emigró a París, continuó en el periodismo y al año siguiente adoptó su nombre artístico en honor a su ciudad natal: Brassaï significa “De Brasso”.

Una vez en la ciudad y con un francés lo suficientemente dominado, estudiándolo de forma autodidacta y leyendo a novelistas como Marcel Proust, fue situándose con bastante éxito entre los artistas e intelectuales más creativos de la época.

Lo logró con ayuda de algunas amistades de la alta sociedad y porque su trabajo como periodista, así como su alta extroversión, posibilitó en gran manera ese acceso.

Entonces conoció a los escritores Léon-Paul Fargue, Jacques Prévert, Henri Michaux y Henry Miller; y los artistas Moholy-Nagy, Paul Eluard, Jean Pougny, Salvador Dalí, Pablo Picasso y André Kertész.

Como bohemio, también entabló amistad con Matisse, Jean Genet y André Bretón.

Aquel lustro sería para Brassaï una etapa clave para profundizar en los distintos matices de la ciudad y su estimulante vida.

París era en ese momento la capital cultural del mundo, una ciudad floreciente donde muchos movimientos e ideas estaban evolucionando y creciendo constantemente.

Brassaï retrato

(1927-1940) Los años dorados de Brassaï

 

Fue uno de los artistas más importantes e influyentes de Francia y toda Europa.

Pero, ¿por qué?

Aunque el artista continuó haciendo fotografías (y otras obras) hasta el final de su vida en 1984, su obra más icónica se desarrolló en el periodo de entreguerras, entre 1927 a 1940.

Porque en 1927 cambió gradualmente del periodismo al fotoperiodismo y a partir de ahí, a la fotografía en sus propios términos.

El asunto es que Brassaï quería ilustrar sus artículos con sus propias fotografías, en lugar de depender de terceros. Se vio interesado en hacerlas él mismo y recibió orientaciones de su compatriota y fotógrafo André Kertész.

En ese mismo año Brassaï empieza a deambular en la vida nocturna de París, a menudo en compañía de Henry Miller. Pronto, en esas intensas noches llenas de vida, el húngaro descubre al protagonista eterno de sus fotos: París.

Y por extensión, lo bello, sórdido y peculiar de la ciudad parisina: los graffitis, las calles, la burbuja de la clase alta e incluso las realidades de aquellas zonas menos afortunadas.

Con estas mismas salidas logró hacer otras tres series de manera (casi) simultánea: una dedicada a las calles de la ciudad (Paris de nuit); otra donde retrataba personas, sobre todo en contextos románticos e íntimos; y una más sobre los garabatos que encontraba en las paredes de los barrios de clase trabajadora (Graffiti).

 

Series más influyentes

 

Elegancia, clase, melancolía y surrealismo. Esos son los adjetivos con los que con frecuencia se cataloga la obra temprana de Brassaï.

Las siguientes tres series de fotografías de París le valieron al fotógrafo el reconocimiento mundial al ser tan originales como técnicamente novedosas, sobre todo las pertenecientes a “Paris de nuit”.

Pero para entenderlo mejor, repasemos las características de estas y otras series de relevancia en su carrera.

Paris de nuit (1927-1933)

 

Una buena parte de la visión todavía vigente sobre París como un paraíso romántico, fantástico y elegante, se debe a estas primeras fotos del artista húngaro, que tomó el hábito de salir a altas horas de la noche para fotografiar la ciudad.

Esto implicó una revolución técnica porque era bastante difícil fotografiar de noche, y nadie lo estaba haciendo. Mucho menos buscando adrede los espacios más sórdidos y solos.

Las fotos de Paris de nuit o París de noche fueron publicadas en la revista surrealista Minotaure en 1927, donde trabajaba Brassaï.

Casi de inmediato fueron un éxito, aunque no las recopiló para publicarlas como libro hasta 1933.

Otras fotos de la serie fueron publicadas mucho más tarde en otros libros de Brassai, como los que dedicó a Henry Miller en los setenta (“Grandeur Nature”, “Henry Miller rocher heureux”) y en el fotolibro “Le Paris secret des années trente”.

Sea como fuere, el uso de la luz y el toque especial dado por la atmósfera, hace que las fotografías tengan un claro aire fantasmal y melancólico, un fiel retrato de una ciudad que pronto dejaría de ser la misma.

Compuso las imágenes buscando encuadres que le ayudasen a evitar la luz directa, valiéndose de las paredes, árboles u otros elementos del ambiente; y, claro está, la niebla y la lluvia también le ayudó a suavizar la luz.

Graffiti (1927-1956)

 

Como bien indica el nombre, serían imágenes de los primitivos grafitis de París por aquellas décadas, los cuales la mayoría eran hechos con tiza por infantes.

Brassaï los fotografió con la convicción de que se trataba de un arte en estado embrionario y con similitudes con el cubismo. Rastreó los orígenes del graffiti en la prehistoria y lo definiría como “una piedra indestructible destinada a la eternidad”.

Compartió sus fotos con Pablo Picasso, que se inspiró en este estilo de arte en apariencia soso y espontáneo para hacer sus live paintings.

Este arduo trabajo de treinta años fue presentado por primera vez en el MoMA en la histórica exhibición “Language of the Wall: Parisian Graffiti“, de 1956.

Sin proponérselo, su recopilación de los garabatos influyó en los artistas del graffiti moderno tal y como lo conocemos hoy, quienes empezaron a consolidarse a partir de la década de los setenta.

Retratos (1930-1960)

 

La otra cara de París de noche empieza cuando Brassaï se dedica por completo a la fotografía en 1930 y empieza a fotografiar directamente a las personas.

Mientras que en Paris de nuit podrían aparecer algunas personas en la oscuridad o tan sólo sus sombras o siluetas, aquí les retrata de manera visible.

Sus sujetos serían celebridades, como también completos desconocidos, ricos o pobres, personas de aspecto promedio u otras con apariencias prohibidas por la sociedad. Gran parte de las fotos las tomó en bares, hoteles y burdeles. Y hablan por sí solas.

Transmutations (1934-1935)

 

Probablemente la serie de fotografías más experimentales de Brassaï corresponda a Transmutations, en la que se ven claras influencias tanto del cubismo como del surrealismo.

Son imágenes de desnudo femenino, pero modificadas a través del fotomontaje y el collage.
No son fotos tomadas con película analógica, sino con una placa de vidrio fotosensible. Hizo cientos de negativos durante dos años y seleccionó sólo doce para la exhibición.

Estilo y composición de Brassaï

 

Fue distintivo como artista, como persona y como artesano. Era un hombre culto, curioso, observador y extrovertido que no le temía a la experimentación; y es clave ahondar en las implicaciones de esta constante de su personalidad para comprender su fotografía.

 

Temáticas y sujetos

Como protagonistas de sus fotos, tuvo:

  • Las calles de París
  • El desnudo femenino
  • Gente en bares y prostíbulos
  • Lo tabú
  • Esculturas
  • Objetos distorsionados a través del fotomontaje y otras técnicas

Y a través de estos protagonistas, intentaba transmitir o evocar densaciones y emociones como:

  • Fantasía e imaginación
  • Clase
  • Romance
  • Melancolía
  • Misterio
  • Soledad

¿Y de qué se valía para transmitir esas sensaciones? Entre otras cosas, de la filosofía del…

Surrealismo

Él mismo lo aclaró así:

“Se considera que mis fotografías son ‘surrealistas’ porque revelan un París fantasmal e irreal, sumido en la oscuridad y la niebla. (…) Sin embargo, el surrealismo de mis imágenes no era más que la realidad convertida en fantástica por la forma en que se ve. Sólo pretendía captar la realidad, porque no hay nada más surrealista que eso”.

 

Como pintor y periodista rodeado de surrealistas, iba a ser predecible que sus fotos tuvieran influencias de este movimiento artístico.

Eso sí, Brassaï nunca fue un surrealista en su totalidad o, por lo menos, no quiso que le impusieran la etiqueta; sin embargo, sus fotos comparten elementos típicos del surrealismo, tales como:

  • El llamado universo onírico es una constante que se puede observar en París de Noche.
  • En su documentación del graffiti, consideraba que tales pintadas eran un objet trouvé, un concepto clásico del surrealismo.
  • Y expuso lo surreal de forma más directa en algunas de sus obras, como Transmutations.

 

Composición e iluminación singulares

 

Quizá lo más llamativo de la composición en las fotos de Brassaï es que son cuidadas al máximo. En términos técnicos y compositivos, no podían ser más perfectas: usaba los puntos, las líneas, la luz y la sombra, todo lo que estaba a su alcance.

Usó lo misterioso y lo sugerente como hilo narrativo, con pequeñas historias que quedaban incompletas adrede, para que cada quien lo interprete a su manera.

Asimismo, es necesario destacar la forma en que usaba la iluminación, prefiriendo un alto contraste que consigue transmitir un mayor efectismo o expresionismo, según el caso.

Aparte, al hacer que la luz fuese indirecta, aumentaba la ambigüedad de la imagen. Así construía una realidad embellecida con contraluces. Todo esto al tiempo que se acercaba a la fotografía documental, aunque nunca se adentró al género.

 

Detalle y temple

 

Sí, era un artista obsesionado con el detalle. Se puede notar en París de Noche, la serie en la que empezó a usar una lente Heliar f/4,5 para esas largas exposiciones, con la pretensión de suavizar la fuerte luz de las farolas y acentuar la neblina presente.

Y mientras que algunos fotógrafos se enamoraban de la portátil, sencilla y poderosa Leica, Brassai tomó gran parte de sus fotos con una gran cámara plegable Voigtländer Bergheil de lente fija de 6,5×9 cm, que montaba sobre un trípode de manera.

De modo que era todo lo contrario a pasar desapercibido y su método de trabajo exigía una concentración inmensa.

 

Conversador nato

 

Muchas veces, no todo se trata de buena técnica y buen dominio de la composición.

Brassaï era un hombre sumamente conversador, social y podía hacer amistad con cualquier tipo de persona, sin importar su origen, identidad de género o clase.

Por esa razón existe esa cercanía simpática en sus imágenes, que, de hecho, con frecuencia eran posadas.

Da lo mismo si se trataba de Dalí, una persona LGBTQ o una trabajadora sexual: todo el mundo lograba sentirse a gusto con su presencia.

Cuando fotografiaba en interiores, sus sujetos estaban completamente conscientes de lo que hacía. Además, a menudo le acompañaba un asistente que tenía una pantalla reflectante.

En resumen, un retrato de Brassaï implicaba ruido, suciedad (se usaba pólvora para la pantalla) y una cámara ordinaria, pero con la ganada confianza de que el retrato resultante valiera la pena.

Brassaï

Curiosidades: Las otras caras de Brassaï

 

Como decíamos en la introducción, Brassaï no sólo fue un fotógrafo, y su legado no sólo se limita a sus históricas fotos de la París nocturna.

Como escritor, realizó novelas, ensayos y no ficción sobre sus experiencias durante la Francia ocupada por los nazis, de sus viajes a Estados Unidos, de sus amistades, etc.

Escribió un total de 17 libros, y tiene una larga lista aparte de los ensayos y artículos que escribió en toda su vida.

Y ese no es el único dato curioso. A saber:

  • Agnes Varda lo retrató una vez.
  • Adquirió la nacionalidad francesa en 1949, tras una década de ser apátrida.
  • A partir de 1937 colaboró con Harper’s Bazaar e hizo fotografía de moda.
  • Como influencia más importante para sus pinturas y fotografías, Brassaï sólo citó al pintor Henri de Toulouse-Lautre.
  • Como Josef Koudelka, fue un alma libre: apenas trabajó para otros. Sólo se encargó de sus propios proyectos.
  • Dirigió un cortometraje llamado “Tant qu’il y aura des bêtes” (Mientras haya bestias),que le valió un premio del Festival de Cannes en 1956.
  • Viajó por Estados Unidos, Suecia, España, Brasil, Grecia, Turquía, Marruecos, el Ártico, Sicilia, Inglaterra e Irlanda.

Y por si fuera poco: fue uno de los primeros miembros fundadores de una de las agencias de fotografía humanista más antiguas del mundo: Rapho, aún presente en la actualidad.

Brassaï - París

Libros

 

“Conversaciones con Picasso”, 1964: La amistad de décadas del húngaro francés con el cubista malagueño es documentada por el propio fotógrafo en esta imperdible obra en la que, según el propio Picasso, es imprescindible para realmente conocerlo. Gran libro si se busca conocer más de ambos artistas y del mundo en el que se rodeaban.

 

“París de noche”, 1933: El histórico fotolibro de 60 imágenes sigue vigente y se mantiene como la obra más vendida del prolífico autor. La versión más reciente se publicó en 2012.

 

“Les artistes de ma vie”, 1982: Más fotos de París de noche y un sincero relato del propio Brassai sobre sus experiencias fotografiando y conversando con muchos otros artistas, como Braque, Léger y Matisse.

 

Frases

 

Sobre su intención al fotografiar:

“Mi único propósito era expresar la realidad. No hay nada más surreal que la propia realidad y si ésta falla en llenarnos de asombro es porque hemos caído en el hábito de verla como ordinaria.”

 

Acerca de conseguir buenas fotos:

“La oportunidad está siempre ahí. Todos hacemos uso de ella. La diferencia estriba en que un mal fotógrafo encuentra una entre cientos, mientras que un buen fotógrafo lo hace constantemente.”

 

De la intencionalidad de sus imágenes:

“Lo que más ambiciono es hacer algo nuevo e impactante con lo trivial y lo convencional, mostrar un aspecto de la vida cotidiana como si se la viera por primera vez.”

 

Exhibiciones y distinciones

Innumerables exhibiciones alrededor del mundo se han hecho sobre Brassaï.
Inclusive en Madrid en el 2018, a través de la Fundación MAPFRE.

Varios museos del mundo exponen su obra permanentemente, como el MoMA y Art Institute of Chicago en Estados Unidos, Museo Nacional de Bellas Artes de Québec en Canadá, o el Museo Matisse y Cateau-Cambrésis en Francia.

Algunas de sus premios fueron:

1957: Medalla de oro por la Bienal de Fotografía
1966: Premio The Photographic Society of America
1974: Caballero de la Orden de las Artes y las Letras
1976: Caballero de la Legión de Honor

 

Legado e influenciade Brassaï

 

Al haber sido un artista siempre en contacto con otros artistas igualmente pioneros e influyentes, es evidente que Brassai no sólo se inspiró en personalidades como Picasso, Matisse o Giacometti, sino que éstos también debieron tomar del arte del húngaro-francés para realizar sus creaciones.

Hay que comprender cómo este gran artista nos hizo ver el enorme potencial de la fotografía entendida como una forma de arte. Con eso en mente, no hace falta explicar cuán histórico y significativo es su legado.

Igual de innegable es que fue un eterno interesado en el teatro, la literatura, la música y la poesía.

Un eterno observador.

Lo que notó Henry Miller al conocerlo, llamándole no sólo como “El ojo de París”, sino como “el ojo viviente”.

Diane Arbus dijo una vez que Brassaï le hizo amar lo que no se puede ver en una fotografía.

Creemos que muchos aquí podemos decir lo mismo.

Brassaï continuó observando hasta el final de su vida el 8 de julio de 1984. Vivió 84 años.

No te pierdas...

Preguntas frecuentes

¿Qué tipo de cámara usaba?

De medio formato, de lente fija Heliar f/4,5 y con trípode de madera.

¿Por qué es tan famoso Brassaï?

Su obra temprana fue revolucionaria al ofrecer una visión única de París a través de su serie Paris de Nuit. Esta y otras series de la época de entreguerras fueron decisivas para consolidar a la fotografía como un nuevo tipo de arte.

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

¿Sabes que mirar sus fotografías es la mejor manera de que las tuyas tengan alguna posibilidad de hacer historia también?

 

AQUÍ TE CONTAMOS MÁS

Psss… psss… y solo por suscribirte a nuestra fotoletter recibirás un cupón descuento de regalo… Te apuntas al pie de esta pagina.