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Man Ray fue un artista visual que, sin considerarse partícipe del movimiento surrealista y dadaísta, dio sustanciales aportaciones a éstos a través de su singular mirada fotográfica.

Y por ello, cambió la historia para siempre.

Porque con la originalidad de sus imágenes, en las que siempre se percibe la exploración de la mente, hizo que la fotografía madurase como arte. Que fuera tomada en serio.

Se convirtió en uno de los pocos artistas estadounidenses en obtener una reputación sin precedentes en Francia, su segundo hogar.

Hoy varias de sus obras se venden por millones de euros.

Como Brassaï, Man Ray fue un pionero que conoció a grandes pensadores y artistas de la época durante los años veinte del siglo XX. Fue, ante todo, un pintor que pintaba con luz.

Fotografío las cosas que no deseo pintar, las cosas que ya tienen una existencia.

Biografía de Man Ray

Man Ray, cuyo primer nombre fue Emmanuel Radnitzky, nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 27 de agosto de 1890.

Fue el mayor de cuatro hermanos de una familia rusa-asquenazí, con dos hijas y dos hijos.

Sus padres se cambiaron el apellido a Ray en 1909 por el auge del antisemitismo, al tiempo que el adolescente Emmanuel se apodaba Manny, por lo que después lo redujo a Man Ray.

Eso es básicamente todo lo que se sabe de la infancia y adolescencia de Man Ray.

Bueno, casi.

¿Por qué?

Man Ray siempre insistió en ocultar su vida personal a lo largo de su existencia. De hecho, lo relatado anteriormente se sabe por terceros y muy a pesar del secretismo de Man Ray.

Pero un dato clave sobre su primera infancia es que sus padres tenían una sastrería y todos los hermanos solían ayudar.

Y en la obra del artista, los elementos que conforman las sastrerías son omnipresentes como podrás ir observando.

Asimismo, es sabido que era un alumno destacado en la Boys’ High School de Brooklyn y el Centro Ferrer, mostrando desde muy joven que le apasionaban las artes visuales.

En su tiempo libre durante la infancia y la adolescencia visitaba museos y exposiciones locales en toda Manhattan, llegando a estudiar a fondo a maestros como Leonardo DaVinci y Miguel Ángel.

1912 es el año en el que pule sus habilidades artísticas e inicia su propio estudio en casa con la ayuda de sus padres. En ese tiempo hizo pinturas de estilo cubista, dibujos e ilustraciones tradicionales o vanguardistas.

Un año después lograría conocer más a los vanguardistas contemporáneos europeos, sobre todo gracias a la galería 291 de Alfred Stieglitz.

Para 1915, Ray pudo hacer su primera exhibición de pinturas y dibujos, al tiempo que se interesaba cada vez más por el dadaísmo.

Durante esta etapa trabajó como artista comercial, fundó dos revistas dadaístas de un solo número y tuvo su primer contacto con la fotografía de manera accidental.

Sí, accidental.

Sólo usó la cámara a partir de 1918 para fotografiar sus propias pinturas y dibujos.
Ya entonces era amigo desde hacía un lustro de Marcel Duchamp.

A partir de ahí, todo lo demás cambiaría.

Retrato de Man Ray

(1918-1922): Cuando nadie es profeta en su tierra

 

Para 1918 Man Ray continuaba haciendo obras dadaístas e incursiones en otro tipo de actividades. Por ejemplo, co-fundó el primer museo de arte moderno de Estados Unidos, la organización Société Anonyme.

Sin embargo, las variopintas actividades de Man Ray no llamaron la atención local.
Con frecuencia, su trabajo era rechazado en todas las galerías de arte en Estados Unidos.

Decidido a vivir en un ambiente más fructífero para sus intereses, se trasladó a París en 1921.

En concreto, se mudó al barrio de Montparnasse, célebre por su concentración de artistas.

Sin saber ni una pizca de francés, Ray obtuvo la ayuda de Duchamp para conocer el lugar y a varios de sus artistas.

Pronto conoció a Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse o la Reina de Montparnasse, una cantante y modelo que se convertiría en la primera musa de Man Ray en toda la década de los años veinte.

En ese año poco a poco fue dándose a conocer entre los círculos intelectuales, y llamó la atención por su serie de fotogramas sin cámara tituladas Rayographs, consistente en negativos de objetos distorsionados que ofrecían una composición inusual.

Uno de estos fotogramas, tal vez el más reconocido, no tiene de protagonistas a objetos sino a dos personas besándose: “The Kiss“, de 1922.

Fue una de las primeras obras que le ayudó a obtener la reputación de dadaísta visionario.

Las “rayografías:” lo volvieron célebre entre la comunidad artística parisina, por lo que logró suficientes encargos fotográficos para comprarse su propio estudio en el barrio.

Se le consideró, además, un fotógrafo surrealista al, por ejemplo, crear fotos de desnudo femenino con un peculiar toque onírico, la mayoría de ellas con Kiki como protagonista.

El surrealismo está presente en buena parte de los retratos e imágenes fotográficas de Man Ray en general, y el desnudo sería una constante de su obra de la mano de varias musas, y también de variopintas personalidades que accedían a posar para él.

Incluso, en ocasiones, hombres.

Y entre tanto, sobresalió como retratista predilecto de la comunidad artística parisina.

A lo largo de esa década y la siguiente, fotografió a Marcel Duchamp en su alter ego femenino, así como a Salvador Dalí, Pablo Picasso, Coco Chanel, Sergei Eisenstein, James Joyce, Luisa Casati y Tristan Tzara, entre otros.

Series más influyentes de Man Ray

 

La fructífera carrera de Man Ray incluye desde cine, esculturas e ilustraciones, y en el campo de la fotografía mostró siempre una predisposición aún mayor por innovar.

Y es seguro que no fueron accidentales descubrimientos.

Era un artesano de lúcida mirada al que gustaba la experimentación no sólo artística sino química, con tal de dar con fotos que transmitieran algo distintivo.

De modo que su innovación fue resultado de una cuidadosa estrategia apoyada en conocimientos extensos de todas las artes visuales.

Fruto de esto son sus dos series Rayographs y Solarizations, por mencionar algunas.

En resumen, aprendió todas las reglas para romperlas.

Es una constante de su obra el desobedecer la norma de la época de captar la realidad con la cámara para, en su lugar, captar la irrealidad de la mente y el inconsciente, inspirándose en los principios del psicoanálisis.

 

Rayographs (1921-1932)

 

Rayographs o “rayografías” (en referencia a su apellido) son una serie de fotografías que se obtenían con una hoja de papel fotosensible expuesta a la luz desde varios ángulos para dar con un negativo.

En esencia, tomó el mismo proceso que hacían en la botánica gracias a visionarias como Anna Atkins, con la diferencia que Ray sólo lo hizo con un fin estrictamente artístico.

Las imágenes de Rayographs muestran el dadaísmo que Man Ray practicaba a través de sus piezas: a saber, construir objetos nuevos a partir de distintas partes de varios objetos no relacionados entre sí.

Doce rayografías se recopilaron en 1922 bajo el nombre “Les champs délicieux”, con texto de su vecino y amigo Tristan Tzara. Esto las hizo conocidas y celebradas en toda Francia.

Son parecidas a un dibujo y no obedecen a la lógica. Aunque se pueden reconocer ciertos objetos, algunos no tienen una forma reconocible. Así se acercó al surrealismo por primera vez, pues los negativos parecen sacados de una mente alejada del mundo real.

 

Nudes (1922-1932)

 

Aunque Man Ray hizo fotografía de desnudo durante gran parte de su carrera, se considera que en esta década hizo su obra más destacada.

Sus retratos de personas desnudas, en su gran mayoría mujeres, tenían la particularidad de mostrar elementos eróticos y surrealistas al mismo tiempo.

De esta etapa, la fotografía más célebre es Le Violon d’Ingres (El violín de Ingres) en la que su musa Kiki posa de espalda. Es un homenaje a la pintura La bañista de Valpinçon, de Jean-Auguste-Dominique Ingres.

 

Solarizations (1929-1934)

 

Cuenta la leyenda que un algún momento de 1928 la fotógrafa surrealista Lee Miller, asustada por haber sentido el roce de una rata, encendió la luz en el cuarto oscuro y notó que la imagen que estaba revelando se solarizó.

Esto es un proceso en el que los tonos se invierten al tiempo que todo el negativo queda en una tonalidad grisácea.

Poco después su entonces amante, Man Ray, perfeccionó la técnica de solarización.
En principio, bastaba con parpadear brevemente las luces del estudio.

El resto es historia.

Ambos aplicarían la solarización más que nada al desnudo y al retrato de mujeres, dando aspecto resultante como algo digno de ensueño.

 

Retratos (1921-1950)

 

Más que una serie se trata de otra gigantesca categoría dentro de la obra fotográfica de Man Ray.

El artista era habilidoso para ganarse la confianza de todo el mundo, y lo mostró tanto en París como en Hollywood, cuando tuvo que huir de Francia tras ser invadida por Alemania en 1940.

Huyó a Los Ángeles y se mantuvo en la capital del entretenimiento por una década.

Algunas de las otras personalidades que fotografió incluyen a Joan Miró, Virginia Woolf, TS Eliot, Elsa Schiaparelli, Catherine Deneuve, Ernest Hemingway, André Breton y Henry Miller.

Tales retratos, aunque una buena parte parecen sencillos, en muchos exploró lo conceptual, ayudándose de distintos elementos físicos para diferenciar al sujeto.

Aportaciones de Man Ray al Dadá y el surrealismo

Repasemos el contexto histórico.

El dadaísmo nació entre 1913 a 1916 gracias a artistas refugiados a consecuencia de la primera guerra mundial.

El movimiento, originado entre Alemania y Francia, se presentaba no sólo como una vanguardia que desafiaba todos los estándares del arte tradicional, sino que pretendía, a través de ello, servir de protesta ante el capitalismo, la lógica positivista y el reinante sinsentido e inmoralidad que parecía rodear al sistema dominante de la época.

Era una transformación radical de lo que se entiende por arte, empezando por la literatura, la escultura y luego todas las demás. Abandonando todo criterio tradicional en vista de abrazar lo ilógico, lo absurdo e incierto.

Ante esto, Man Ray exploró la popularidad del movimiento y su eventual caída hasta la aparición de su considerado predecesor, el surrealismo.

Fue amigo cercano de dos exponentes clave del Dadá: Tristan Tzara y Marcel Duchamp.

Por el mandato de ambas filosofías de explorar lo irreal, parecía que la fotografía no podría tener cabida ahí.

En aquellos tiempos se vivía el decaimiento del pictorialismo en favor de la fotografía documental, privilegiando la mirada realista y cruda.

Man Ray, como ya vimos, fue contra la corriente. Y con ello, se convirtió en uno de los artistas que logró que la fotografía consiguiera su consagración como arte.

Estilo y filosofía de Man Ray

 

¿Qué hizo que este estadounidense fuera tan distintivo y revolucionario?
¿Qué tienen sus fotografías que la hacen históricamente influyentes?

Un dato clave para comprender la pasión del artista por la innovación es que se cultivó en un ideal anarquista gracias a su paso por el instituto Ferrer Center and Colony.

Allí se enseñaba a tener pensamiento crítico y a desafiar el status quo de todas las maneras posibles.

Tras su paso el centro y por la filosofía del Dadá, comprendió que pintar y fotografiar era lo mismo: sólo distintos medios para un mismo fin, tal como lo puede ser la máquina de escribir para un escritor.

Entendiendo esto, podemos esclarecer algunas de las características de sus fotografías.

 

Lo abstracto como regla

Fiel a los mandatos dadaístas, buena parte de la obra de Man Ray es adrede extraña y en apariencia sin sentido.

Sentido sí tiene en múltiples ocasiones, pero esto se hace evidente tras ver sus fotos varias veces y con una mente abierta.

Es verdad que algunas podrían lucir tan sólo agradables a la vista, pero no por ello hay menos mérito.

Es el caso del retrato del artista Barbette, cabe la pregunta: ¿a qué mira?
¿Está recordando algo o está imaginando su próximo baile?

 

 

¿Y por qué Bronislava Nijinska tiene un peine gigante sobre su cabeza en esta otra foto?

El inusual aspecto de Nijinska puede relacionarse con el hecho de que ella fue una bailarina y coreógrafa muy profesional y diferente a las demás.

Está claro que Ray agregó objetos en apariencia al azar en muchas de sus imágenes.

En apariencia.

Porque si, por ejemplo, vemos elementos de una sastrería, podemos entenderlo como un recuerdo o sueños de la infancia del propio artista; algo que puede notarse en varias de sus rayografías, en las que, para enfatizar el tono surreal e imaginativo, habituaba a distorsionar lo suficiente ciertos objetos como para hacerlos irreconocibles.

La misma dinámica exploraba con otros sujetos.
Para él, todo era una exploración de los sueños, el inconsciente, el recuerdo y el deseo.

 

Fotomontaje

Para explorar los misterios de la mente se valió de tácticas como el fotomontaje, un tipo de manipulación fotográfica que está incluso de manera disimulada en su foto más famosa, Le Violon d’Ingres.

En esta foto se puede ver a Kiki con dos efes que, en realidad, no están pintadas sobre su cuerpo. Es un fotomontaje.

Fueron agregadas a través de una doble exposición. El fotógrafo logró que las efes se vieran bien marcadas al tiempo que el cuerpo de la mujer obtiene una tonalidad suave.

El retrato de Luisa Casatti “Marquise-Casati” es otro ejemplo de fotomontaje.

De nuevo, la motivación subyacente es la misma: alejarse de lo real y lo convencional.

 

Múltiples interpretaciones y exploración de las emociones

El rostro ligeramente sorprendido de “Marquise-Casati” y el efecto sobre sus ojos nos sugiere algo.

Pero, ¿qué?

Depende de cada uno completar la historia de la foto.
Porque lo que hacía Man Ray es brindar un concepto para construir una historia.

Lo borroso del retrato y esa mirada insinúan que es una imagen sacada de un espejismo o de una pesadilla. Es irreal, bello e inquietante.

Similar pasa con la mencionada Le Violon d’Ingres, que, siendo un retrato de composición limpia y simple, invita a pensar en múltiples significados con casi la misma validez.

Porque si lo pensamos, tal retrato transmite:

  • El deseo de Man Ray.
  • La cosificación sexual de la mujer, al ser la modelo comparada con un violín.
  • El frustrado intento de Man Ray de ser músico.

Y cada significado puede tener su relación entre sí.

Otra icónica foto es Les Larmes, que creó después de su ruptura con la fotógrafa Lee Miller.

Aquí, la emoción es clara: tristeza. Pero no nos lo presenta de una forma corriente.
Son los ojos de una mujer que brota lágrimas de cristal, sólidas y brillantes.

Sus fotos suelen servirse del contraste, de pocos sujetos y repetición de elementos. El minimalismo, mantenerlo simple, es el elemento característico de sus composiciones.

Libros

 

Os recordamos que escribimos en esta Fotopedia con el fin de daros a conocer a diferentes grandes artistas de la historia de la fotografía.

Pero para conocerlos bien y a fondo, una sólida bibliografía no puede faltar:

“Self Portrait”, 1963: La autobiografía de Man Ray es la fuente primordial sobre lo poco que se sabe de su vida privada, así como una mirada más a fondo a su filosofía artística, a través de sus técnicas y experimentos. Fue reeditado en 1999.

“Man Ray”, 2011: 330 páginas tiene esta impresionante monografía que recorre la obra del artista, su vida personal, su filosofía, sus fotos y, por si fuera poco, sus influencias y los artistas que, a su vez, se inspiraron en él. Probablemente el libro más completo sobre Man Ray hasta la fecha.

“Man Ray: Photography and Its Double”, 1998: Otra gran colección de fotografías —en gran parte inéditas hasta entonces—, y un repaso introductorio por la idiosincrasia del artista.

 

Frases

 

Algunas frases de Man Ray a veces parecen suficientes para comprenderlo.

Sobre su filosofía, la resumió en cinco palabras:

“Evité deliberadamente todas las reglas”.

 

Cuando empezó a fotografiar:

“Por fin me he liberado del medio pegajoso de la pintura y estoy trabajando directamente con la luz misma”.

 

Del mito de París como paraíso romántico:

“La gente piensa que los años veinte en París era una época romántica y maravillosa. En realidad, era un ambiente muy tenso, amargo y no había nada de humor. Lo que pasa es que nosotroslo que hicimos fue alterar un poco las cosas.”

Man Ray autorretrato

Las otras caras de Man Ray

 

No se puede hablar de Man Ray sin mencionar su arte fuera del campo de la fotografía.
O no del todo fuera.

Incursionó en el cine, en concreto, a través de una serie de cortometrajes dentro del movimiento francés “cinéma pur”, en el cual se realizaba cine sin una narración convencional ni una historia definida.

En 1923 realizó el primero de estos cortos, con una duración de dos minutos y titulado “Le Retour à la Raison”, con las rayografías y Kiki como protagonistas.

Continuó con “Emak-Bakia” (1926), “L’Étoile de Mer” (1928) y “Les Mystères du Château de Dé” (1929). Colaboró con cortos de otros artistas, como Duchamp, Francis Picabia y el cineasta René Clair.

Durante su estancia en Los Ángeles volvió a la pintura, realizando varios lienzos del estilo surrealista y cubista, como los pertenecientes a la serie Shakespearean Equations.

Aparte del dibujo, Man Ray dejó una grata colección de piezas dadaístas, algunas de ellas son “Object to Be Destroyed“, un metrónomo antiguo con el pedazo de una fotografía de un ojo pegado al brazo oscilante; y “Catherine Barometer” que se vendió en 2017 por 3 millones de dólares en Nueva York.

Distinciones y exhibiciones

 

Para 1966 recibió el Premio cultural de la Sociedad Fotográfica Alemana y en 1974 la Medalla al Progreso 64 de la Royal Photographic Society. Poco más.

Man Ray no tuvo en vida muchos reconocimientos ni extensas exhibiciones.
Aunque a día de hoy su arte se cotiza bastante.

Le Violon d’Ingres se vendió por 12,4 millones de dólares en el año 2022, lo que la convierte en la foto comprada más cara de la historia.

Y con anterioridad, Noire et Blanche fue comprada por 3 millones de dólares en 2017, volviéndose la decimosexta foto más cara.

Sólo dos exposiciones sobre su arte se hicieron en los últimos tiempos en Francia.
Primero en 2019 con “Atelier Man Ray: Unconcerned but not indifferent” y “Le beau temps” este pasado 2023.

Legado e influencia

 

No se puede calcular cuán grande es el legado de este maravilloso autor.

En algún momento la revista neoyorquina ARTnews le dio el reconocimiento de ser de los 25 artistas más influyentes del siglo XX.

Como anécdota, la cantante y fotógrafa argentina Hilda Lizarazu fundó una banda de rock llamada Man Ray en 1987.

Cuando un envejecido Man Ray volvió en 1950 a París, alquiló un estudio en Rue Ferou para continuar haciendo esculturas dadaístas, pintura y fotos a partir de negativos antiguos.

Pese a que sus fotos fueron publicadas desde 1921 en revistas como Vogue, Littérature y Vanity Fair, su nombre empezó a resonar fuera de las comunidades parisinas…

A partir de los años sesenta.

Desde entonces, su estatus de leyenda es incuestionable.

Man Ray falleció por una infección pulmonar a sus 86 años el 18 de noviembre de 1976.
Sus restos descansan junto a su amada Julia, en el Cimetière du Montparnasse de París.

Dejó una friolera de 4000 obras, de las cuales una gran mayoría permanecen inéditas.

Man Ray y Salvador Dali

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Preguntas frecuentes

¿Qué personas fueron una influencia clave para Man Ray?

Los ideales anarquistas del español Francisco Ferrer, fundador de una red de escuelas laicas, hicieron que Man Ray se interesara por la innovación artística.

Desde 1913 Marcel Duchamp le introdujo al Dadá y nunca dejaron de ser amigos. Ambos se influenciaban del trabajo del otro. Al mismo tiempo, Eugène Atget y Alfred Stieglitz se convirtieron en las primeras referencias fotográficas de Ray.

¿Qué artistas fueron influenciados por Man Ray?

La influencia más inmediata la tuvo la fotógrafa Lee Miller, quien fue su amante y musa entre 1929 a 1932, así como Duchamp y otros surrealistas cercanos. Por la misma década, Berenice Abbott trabajó como asistente para Man Ray, lo que resultó ser una experiencia clave para ella.

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

¿Sabes que mirar sus fotografías es la mejor manera de que las tuyas tengan alguna posibilidad de hacer historia también?

 

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