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Gerda Taro es Robert Capa y Robert Capa, en realidad, no es real.

O al menos así fue durante un tiempo.

Robert Capa es lo que hoy llamaríamos una “marca personal” en la que se ocultaban dos leyendas de la fotografía: Gerta Pohorylle y Endre Ernő Friedmann, una emblemática pareja de talentosos judíos que, a través del nombre Capa, retrataron la guerra con un tacto que nunca antes se había logrado.

Cuando se habla de Robert Capa siempre se piensa en Endre pero no en Gerta. Y es que ella, quien se haría conocida por su seudónimo Gerda Taro, es una mujer que durante décadas fue olvidada y borrada de la historia.

Gerda Taro sólo vivió 26 años y estuvo menos de un año como fotógrafa con estilo propio e independiente de su pareja, meses en los que, por si fuera poco, retrató un solo conflicto. En concreto, la Guerra Civil Española.

Pero aun así, en un periodo de tiempo tan corto como intenso, logró trascender como una mujer valiente, legendaria e imprescindible de conocer cuando se habla de maestras de la fotografía.

No por nada se le considera la mujer que definió las bases del fotoperiodismo de guerra y, por desgracia, la primera fotorreportera que murió mientras cubría una guerra.

Esta es su historia.

Cuando piensas en todas las buenas personas que han muerto incluso en una ofensiva, te entra la absurda sensación de que de alguna manera es injusto seguir vivo

Biografía de Gerda Taro

Una burguesa con conciencia de clase

 

La vida de Gerda Taro (nacida como Gerta Pohorylle) empieza en territorio alemán un 1 de agosto de 1910, en una familia judía-polaca de clase alta recién instalada en la ciudad de Stuttgart.

De padres apasionados por el arte y la cultura, la pequeña Gerta Pohorylle (así la llamaremos en este periodo de tiempo hasta 1934) creció en un ambiente sumamente libre y progresista para su época, y a partir de su adolescencia se interesó por la danza, el tenis y el marketing.

De hecho, tras pasar por dos institutos ingresó a una escuela de negocios, en la que siempre destacó por ser una alumna sobresaliente.

Pero la relativa calma de la familia se vino abajo a partir de 1933.

Tras años de violenta propaganda y verborrea carismática, el nacionalsocialista Adolf Hitler llegó al poder y con ello una amenaza latente hacia la población judía.

Gerta, de 23 años, fue encarcelada brevemente por los nazis porque distribuía panfletos antifascistas, y también ellos buscaban a sus hermanos.

Meses después pudo ser liberada gracias a la presión de la embajada polaca.

Viendo un panorama que cada vez avanzaba más rápido hacia formas de segregación más agresivas a los judíos, la familia se vio forzada a separarse y emigrar a distintos paises. Gerta se mudó a Francia y jamás volvió a ver ni a sus padres, ni a sus hermanos.

En ese contexto se forma como una idealista de izquierdas, con fuertes convicciones sociales que después le ayudarían a desarrollar y forjar su carrera como fotógrafa de guerra.

Pero eso lo veremos más adelante.

Tras un año viviendo en París como refugiada en 1934 conoce al hombre que le introduciría en su verdadera gran pasión: Endre Friedmann, el posteriormente conocido como el mejor fotógrafo de guerra de todos los tiempos, Robert Capa.

Gerda Taro retrato

El mejor fotógrafo… Y también la mejor: Robert Capa, el comienzo del mito

 

Es imposible hablar de la artista Gerda Taro y su arte sin mencionar a Endre Friedmann y el mito que construyeron juntos: la marca Robert Capa.

Estamos en París, verano de 1934.

Friedmann era entonces un aficionado a la fotografía (dato curioso: fue aprendiz de André Kertész) que venía de escapar de los regímenes fascistas de Hungría y Alemania. Primero perseguido por presunto comunista, y luego por judío.

Debido al tenso clima político, también tuvo que cortar el contacto con su familia refugiándose en la mencionada ciudad francesa.

Gerta Pohorylle y Endre Friedmann se conocieron porque el fotógrafo buscaba una modelo rubia, y la mejor amiga de Gerta fue la elegida para la sesión. Fueron juntas y al final ambas posaron.

Así se conocieron e iniciaron su amistad desde el primer momento, después se  enamoraron. Compartían vivencias e ideales similares, y ambos querían hacer algo para combatir ese clima de odio e injusticias de la Europa entreguerras.

Pohorylle empezó como asistente de fotografía del propio Friedmann y aprendió del medio de manera autodidacta con la ayuda de su pareja.

Al año siguiente fue editora de fotografías para Alliance Photo Agency, lugar donde demostraba ya todas sus habilidades. Por aquel tiempo ya hablaba de manera fluida el alemán, el francés y el inglés, y tuvo un dominio básico del español al final de su vida.

Así, se introdujo al fotoperiodismo como un salvavidas político: Francia entonces estaba nacionalizando a los fotoperiodistas extranjeros, así que ella aprovechó la oportunidad y se especializó en esa rama.

Ya para finales de 1935 y principios de 1936, un periodo donde reinaba el antisemitismo, Gerta Pohorylle inventó una estrategia que cambiaría su vida y la de su novio.

Aplicó sus conocimientos sobre ventas para obtener mayor éxito en el negocio de la fotografía.

En primer lugar, creó el personaje imaginario Robert Capa, un rico fotógrafo estadounidense, y tanto ella como, sobre todo, Friedmann, actuarían como sus agentes. Inventaron excusas para justificar la permanente ausencia del Capa, un hombre tan ocupado e importante que no tenía tiempo de ser visto.

El fotógrafo aprendió de Gerta habilidades de persuasión y a lucir de forma más elegante y segura, pues por aquellos tiempos era pobre y estaba algo deprimido por las circunstancias.

En realidad, aquello era como un secreto a voces pero funcionó para obtener reputación, mayores ganancias económicas y esquivar algunas dificultades dadas por la ola antisemitista porque, claro, sus nombres eran fácilmente reconocibles como judíos y eran difíciles de pronunciar.

Por eso, desde 1935 ambos firmaron sus fotos con el nombre Robert Capa, inspirándose en el nombre del director de cine Frank Capra. Con el tiempo, el nombre sólo le pertenecería a Endre Friedmann, cuando Gerta empezó su carrera en solitario a mediados de 1937.

Gerta poco después crearía su propio nombre artístico: Gerda Taro, en honor a la actriz estadounidense Greta Garbo y a un conocido suyo y amigo de su pareja, el artista japonés Taro Okamoto.

Robert Capa y Gerda Taro: Visibilizando el terror tras la Guerra Civil Española (1936-1937)

 

La obra de Gerda Taro que todos conocemos está ubicada en la guerra civil española y se desarrolló en un periodo aproximado de tan solo diez u once meses, ubicados entre agosto del año 1936 y junio de 1937.

Taro, Capa y David Seymour alias ‘Chim’ vinieron a España en agosto 1936 para documentar las iniciadas batallas entre el bando republicano y el nacionalista, liderado por el general Francisco Franco con el apoyo de la Alemania Nazi y la Italia fascista.

Es en esta guerra donde los tres ganan notoriedad internacional, y gracias a ellos se inicia una importante visibilización de la terrible crisis del país que, con anterioridad, poco llamaba la atención al resto del mundo.

Los tres tenían el mérito de cubrir la guerra de una forma poco usual entonces, pues tomaban una posición política tajante como antifascistas y antibelicistas.

Les preocupaban las víctimas y a través de la fotografía (con claro cuidado artístico, por supuesto) mostraron sus tragedias en su estado más directo, crudo y conmovedor.

Y del trío, quien quizá fue la más íntima, cruda y directa en el mensaje fue Taro. La intencionalidad era causar presión política sobre el resto de naciones que se mostraban silenciosos ante la crisis.

Capa y Taro se sintieron conmovidos y cercanos a la resistencia progresista porque le recordaban a sus propias luchas y experiencias. Observaron, ante esa unión de socialistas, comunistas y anarquistas, una búsqueda de justicia y de combate al status quo.

Del 5 de septiembre de 1936 es la mítica foto The Falling Soldier (Muerte de un miliciano) que, hasta el día de hoy, no se sabe si la tomó Gerda o Robert. Pero es un antes y un después en la carrera del fotógrafo Capa.

Los últimos meses de vida de Gerda Taro fueron sumamente activos y estaba muy conectada a la situación de las víctimas civiles y militares del conflicto. A veces, quizá, demasiado conectada.

En abril de 1937 se publica su primer fotorreportaje publicado como Gerda Taro en la revista comunista francesa Regards. Pronto, su trabajo se publicó en medios como Ce Soir, Illustrated London News, Vu, Zürcher Illustrierte, Picture Post, Photo-History y Volks Illustrierte.

Ellos firmaron como ‘Capa y Taro’ entre febrero y mayo de 1937, momento donde Gerda Taro se independiza totalmente, oficializa su propio estudio (“Photo Taro”) y firma, ahora sí, con su seudónimo.

Mientras, Gerda rechazó una propuesta de matrimonio de Robert y empiezan a trabajar de forma separada.

Con el tiempo Capa se sentiría culpable de dejarla sola.

Estilo e influencia de Gerda Taro y Robert Capa

 

De la fotografía nacida en la unión ‘Capa y Taro’ no hay mucho que decir porque las fotos per se ya dicen todo. Pero veámoslo algo más a fondo.

La maestría de esta pareja estuvo en la narración y en el consiguiente acercamiento al sujeto (física y emocionalmente) para realizar sus tomas, algo que era sumamente original y distintivo en aquellos días en los que las fotos frías, con composiciones sólo funcionales, abundaban. Fotos que se limitaban a fotografiar soldados fuera de la guerra o la destrucción de ésta tras un ataque.

Taro y Capa fueron revolucionarios al retratar el combate en vivo.

El compromiso político de ambos así como su necesidad de retratar la desgracia sin tapujos es el factor diferencial clave para comprender la gigantesca influencia que tuvieron para el fotoperiodismo, del que son definitivamente unos de los padres fundadores.

No son los únicos, obvio, pero sí están entre quienes más aportaron a este subgénero híbrido.

Las diferencias entre un Taro y un Capa no son tan sustanciales, pero es bueno saber qué elementos destacan a cada uno, pues se diferencian en detalles como, sobre todo, las emociones que causan y los sujetos retratados.

Es decir, mientras Capa retrataba soldados y víctimas civiles, Taro se enfocó más en las mujeres e infancias, sin dejar atrás las fotos de tropas, milicianos y patrullas.

Era a menudo más confrontativa, valiente, directa y emocional. Su carácter informativo rayaba en la propaganda y lograba transmitir una fuerte mezcla de patetismo y compasión.

Lo vemos en sus retratos de la mujer llorando, el hombre dándole leche a una oveja o el niño que come su sopa.

Son imágenes donde se destacan las caras y las miradas en contextos íntimos y conmovedores, tres fotos en las que podemos ver cumplida la ley de los tercios.

En tal contexto se demuestra que Taro es más cercana, más emotiva que Capa. Quería mostrar la fragilidad, alegría e inocencia que todavía se conservaba en la guerra.

Complementa la violencia que se mostraba en la obra de su amante al dar con un tipo de fotos mostrando la cotidianidad.

Como esos peques alrededor de un miliciano o el trío de mujeres alzando el puño.

Le gustaba componer con marcos sobre marcos (comunicando una sensación de encierro), fotografiar de cuerpo completo y usaba de manera indistinta e inteligente el formato cuadrado, vertical y horizontal.

Resumiendo: Gerda Taro mostraba una visión más amplia del conflicto, el día a día. Dio con fotos con una fuerte conexión emocional que Capa no logró emular. Pero esto se nota en los detalles.

Sea como fuere, su fotografía es un valiente recorrido por la Madrid sitiada, Andalucía, Barcelona, Aragón, los frentes de Valencia y Córdoba, y por último, la terrible batalla de Brunete.

La trágica muerte de Gerda Taro en la batalla de Brunete

 

La batalla de Brunete fue el último acontecimiento que pudo retratar Gerda Taro, que estaba destinada a ser entonces la mayor ofensiva republicana, entre el 6 y el 25 de julio de 1937.

Aunque en principio estaban ganando, pronto la situación empeoró y los nacionalistas dieron un golpe moral del que los republicanos no pudieron recuperarse. En cuestión de días, la sangrienta ofensiva se anunciaba como un fracaso estrepitoso.

Ya en aquel 25 de julio, los ánimos eran demasiados bajos y estaba claro que habían perdido la batalla a un costo humano demasiado elevado.

Era un domingo por la tarde cuando Gerda Taro convenció a un escuadrón de milicianos a contraatacar en una trinchera. Resistieron el bombardeo durante una hora y se fueron a la huida tras la avanzada franquista.

En tal ambiente de terror y pánico, Taro se quedó sin película, y se retiró subiéndose a uno de los tanques de guerra que transportaban a los heridos. En medio de la confusión, hubo un choque, la fotógrafa cayó al suelo y fue arrollada por un tanque mientras hacía autostop.

Gerda Taro fue operada de urgencias sin anestesia, y, según testigos, pidió un cigarrillo para morderlo.

Del shock, perdió el habla. No resistió.

Falleció en la madrugada del día siguiente, el 26 de julio de 1937.

Se cree que sus últimas palabras fueron preguntas sobre el paradero de su cámara.
Las fotos que tomó desaparecieron, presumiblemente porque la cámara fue aplastada en el accidente o se perdió.

Sus amigos y célebres intelectuales que apoyaban la causa republicana, Ernest Hemingway y George Orwell, lamentaron su muerte. Fue velada en París una semana después, en el mismo día en el que habría cumplido 27 años.

Pablo Picasso, Henri Cartier-Bresson y un destrozado Robert Capa dieron su último adiós en el funeral que reunió a miles de franceses de distintas clases, razas y orígenes.

La despidieron sintiéndola como una mártir de la causa antifascista internacional y un ejemplo para las jóvenes mujeres que arriesgaban sus vidas para mejorar el mundo.

 

Pero… ¿Por qué Gerda Taro fue olvidada?

 

Gerda Taro tuvo todo en contra para que su obra fuera reconocida.

Hay muchas fotos atribuidas a Friedmann que se sabe que en realidad fueron realizadas por Taro, pero en general, durante décadas ha sido difícil determinar quién estaba detrás de la cámara en aquel periodo donde firmaban sus fotos con el mismo seudónimo, y por el hecho que Gerda Taro aún no tenía un estilo tan definido.

Repasemos la historia: Tras el fin de la segunda guerra mundial, el comunismo fue el nuevo enemigo de los Estados Unidos y sus aliados.

Robert Capa (es decir, Endre) y compañía disimularon sus simpatías comunistas pero Gerda Taro, obviamente, no tuvo la oportunidad.

Haber muerto desde el lado antifascista de la guerra civil española, la única guerra que pudo retratar, le hizo quedar relegada como una comunista con poca o nula relevancia. En el auge del macartismo, ser comunista era motivo de censura y persecución.

Además, obviando la tan persistente misoginia en el pasar de las décadas, haciéndola ver sólo como “la novia de Robert Capa”, debemos tomar en cuenta que durante su trayectoria firmó como Robert Capa o Capa y Taro.

Sólo estuvo cuatro meses firmando con su propio nombre, y muchos de sus negativos, encima, se habían perdido.

Sí, durante mucho tiempo apenas se pudo hablar de Gerda Taro porque casi todo su trabajo visible quedó firmado como Capa, y gran parte de su obra firmada como Taro ni se pudo conocer porque se había perdido.

Y eso no es todo.

El propio Robert Capa jamás la volvió a mencionar, salvo en su libro de 1938 “Death in the Making”, sobre la cobertura de ambos en tal guerra.

No la mencionaba porque tuviera miedo de ser vinculado con una comunista, sino porque, en primer lugar, nunca se recuperó del duelo: según Henri Cartier-Bresson, tras enterarse del fallecimiento de su amada, Capa pasó semanas solo en su casa, bebiendo y sin hablar con nadie.

Nació un nuevo “Robert Capa” o al menos una máscara que disimulaba su dolor. En los siguientes 17 años de su vida, Capa ganó la reputación de mujeriego, alcohólico e impertinente, y jamás se volvió a comprometer con nadie.

En segundo lugar, hubo razones comerciales: mientras creaba “Death in the Making”, a Capa se le presionó para que hiciera énfasis en el sentido colaborativo del proyecto, y que no diera el crédito específico a Taro cuando correspondiera por temores a que la obra final no se tomara en serio, al tratarse de una mujer.

 

1980-2007: El regreso de Taro gracias a Cornell Capa

 

En 1980 todo empieza a cambiar: se descubren 200 copias de negativos de Gerda Taro entre los papeles de Robert Capa.

El responsable del descubrimiento sería el hermano menor de Capa, Cornell Capa, quien también era fotógrafo y fue presidente de Magnum durante seis años, la mítica agencia que su hermano co-fundó en 1947.

Sin embargo, la auténtica resurrección vino en 2007, con el sorprendente descubrimiento de una maleta mexicana que contenía más de 4500 negativos, incluyendo gran parte del trabajo de Taro durante la guerra civil española.

Cornell Capa honró la memoria de su hermano y posteriormente, la de Taro, al ser el responsable de restaurar las imágenes de la mencionada maleta, a través del instituto que fundó, el International Center of Photography, tanto en 1980 como en 2007. Falleció un año después, con 90 años.

Gerda Taro Y Robert Capa

Libros, documentales y homenajes a Gerda Taro

 

“Gerda Taro: Inventing Robert Capa”, 2013: La biografía más completa y estimulante sobre Gerda Taro es un libro responsable de darnos un nuevo y mayor reconocimiento a la vida de la fotógrafa.

“Death in the Making”, 2020: Una nueva versión del mítico fotolibro de Robert Capa publicado originalmente en 1938 dedicado a Gerda Taro.

“La maleta mexicana”, 2011: Un galardonado documental sobre la susodicha maleta que resucitaría, 70 años después, el legado de Taro. Narra, asimismo, puntos clave en la vida profesional de Robert Capa y David Seymour, así como las consecuencias aún presentes del régimen franquista en la sociedad española.

“La maleta mexicana”, 2011 (Libro): Las fotos inéditas del trío de fotorreporteros tenían que estar en algún fotolibro ¿no? Más de 500 páginas para degustar a fondo.

Sobre la pareja la banda de indie rock inglesa alt-J dedicó un tema en 2012: “Taro”. En 2018 Google también la homenajea con un lindo doodle.

Taro – alt-J: https://youtu.be/v4ffyemvIjQ?si=SRhIchJ2jtDIqacN

Y hace un año se estrenó una obra de teatro catalán que ficcionaliza la vida de Taro, “Negatius”, por Silvia Navarro. En la década pasada se escribieron varias novelas sobre ella, como “La chica de la Leica”, por Helena Janeczek. Y está en desarrollo otra ficción inspirada en su vida, por el escritor Kip Wilson.

Así, podemos decir que Gerda Taro sigue viviendo. Su legado sigue presente y su estatus de leyenda no parará de crecer e inspirar a las nuevas generaciones.

Es lo mínimo que podemos devolverle. Al menos simbólicamente.

Gerda Taro retrato

No te pierdas…

 

Galería de fotos de Gerda Taro en International Center of Photography https://www.icp.org/browse/archive/constituents/gerda-taro?all/all/photograph/all/0

108º  aniversario del nacimiento de Gerda Taro – Google Doodles https://www.google.com/doodles/gerda-taros-108th-birthday

Diane Arbus, la fotógrafa de los marginados

https://fotonistas.com/fotopedia/1960-1980-diversidad-y-conflicto/diane-arbus-la-fotografa-de-los-marginados/

Preguntas frecuentes

¿Qué cámaras usaba Gerda Taro?

Una Leica y en ocasiones Rolleiflex, la marca preferida por Endre, alias Robert Capa.

Gerda Taro hizo más de ochocientas fotografías durante la guerra civil española, y casi todas se descubrieron en 2007, tras el descubrimiento de la maleta mexicana.

¿Qué relación hay entre Gerda Taro y Greta Garbo?

Ninguna. Gerda Taro eligió su seudónimo no sólo porque sonaba bien en francés, español e inglés sino porque era fácil de recordar, debido además a su similitud con el nombre Greta Garbo.

¿Gerda Taro era comunista?

Su posición nunca fue tan definida como la de sus compañeros, o bien no quiso comentarlo a fondo. Ni ella ni Capa se unieron nunca a partidos comunistas. Sea como fuere, estaba claro que era una progresista en el contexto social y económico de la época.

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

¿Sabes que mirar sus fotografías es la mejor manera de que las tuyas tengan alguna posibilidad de hacer historia también?

 

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