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Gaspard-Félix Tournachon, conocido para la posteridad como Nadar, fue un fotógrafo francés tan pionero que “ser el primero” puede considerarse su segundo nombre.

Era un letrado caricaturista, novelista, crítico social, periodista, bohemio, publicista, aeronáutico e inventor, y por encima de todo ello, retratista de las celebridades parisinas más destacadas de la segunda mitad del siglo XIX.

Por si os suena a poco, también retrató las profundidades de París (sus famosas catatumbas y cloacas) así como la vista de la ciudad a sesenta metros de altura.

Nadar es recordado por ser el primero en realizar fotografías aéreas, pero este es sólo uno de sus tantos récords e hitos de su cuantiosa carrera de medio siglo en el embrionario arte (y negocio) de la fotografía de 1854 a 1910.

...Tan acostumbrados nos hemos hecho al hecho fotográfico y tan habituados estamos ya a su vulgarización.

Biografía de Nadar

Gaspard-Félix Tournachon nació el 5 de abril de 1820 en París o Lyon (no se sabe con certeza).

Félix Tournachon fue el primer hijo del matrimonio entre Thérèse Maillet y Victor Tournachon, un exitoso comerciante e impresor cuyas galerías a menudo eran vigiladas por las autoridades de turno, ya que solía vender libros de carácter izquierdista.

Esta sería la primera influencia artística-filosófica para un adolescente Félix Tournachon que amaba la poesía y la medicina, pero aún más la sátira y la crítica hacia la deteriorada política francesa, que pasaba de una crisis a otra.

En 1837 Félix, con 17 años, enfrentó un año bastante duro: su padre enfermó gravemente y falleció, por lo que tuvo que mantener a su familia (su hermano menor Adrien Tournachon y su madre) e intentó sin éxito continuar sus breves estudios en medicina, que al tiempo abandonó no sólo por la carga de nuevas responsabilidades (empezó a ejercer de escritor y periodista para sobrevivir), sino que además Nadar siempre fue un estudiante errático.

De la medicina a la caricatura política (1837-1954)

 

Intentó hacer vida como novelista y periodista amarillista. El propio Félix admitió luego que su trabajo era mediocre y de dudosa calidad moral.

Sea como fuere, después descubrió la caricatura y a partir de ahí inició la que sería su verdadera (primera) gran pasión.

Es entonces cuando empieza a usar el seudónimo de Nadar o Félix Nadar, y así nos vamos a referir a él a partir de ahora.

Las caricaturas de Nadar tuvieron bastante éxito en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo XIX y se caracterizaban por ser altamente satíricas, políticas e irreverentes.

Pero el éxito de Nadar como crítico social a través de su arte se vio truncado cuando el régimen de Napoleón III prohibió la caricatura política a mediados de 1852.

Aunque en realidad no era una prohibición total, en la práctica esto provocó un clima de miedo y tensión entre periodistas y librepensadores, quienes corrieron cada vez más riesgos en los tiempos en los que duró el mandato de Napoleón III.

En todo caso, ya en 1851 había empezado a cambiar sus temáticas de lo político a lo social y humorístico sin caer en lo controvertido para la autoridad, y continuó haciendo caricaturas hasta 1854, cuando se dedicó por completo a la fotografía.

El Panteón de Nadar (1854)

 

 

Nadar se vio forzado a reinventarse.

Primero intentó continuar con un complejo proyecto que había iniciado un año antes, que consistía en una serie de cuatro gigantescos frisos litográficos que debían recopilar al menos mil figuras culturales parisinas.

Cada friso debía dedicarse a personalidades destacadas del mundo de la música, la pintura, el periodismo, la actuación y el teatro.

Al final, la primera y única litografía que logró completar se llama Panteón de Nadar, finalizada en 1854, y es la obra más conocida del inventor que no es una fotografía. En ella, se puede detallar al mismo Nadar sentado sobre una piedra al extremo derecho de la litografía.

Son 250 artistas e intelectuales franceses de ese momento —incluyendo nueve mujeres representadas como bustos— en los que sobresalen los nombres de Victor Hugo, Charles Baudelaire y H. de Balzac.

Aunque fue bastante vendida y le ofreció una repercusión enorme en el territorio francés, la obra resultó dar muy bajas ganancias netas al final, por lo que el plan de Nadar de continuar la serie fracasó.

Panteón de Nadar - 1854

Estudio Nadar (1854): De caricaturista reputado a leyenda de la fotografía

 

 

Sea como fuere, en ese mismo año descubrió la fotografía.

Su hermano buscaba emprender en el floreciente negocio detrás de la cámara, pero rápidamente el ingenio (y carisma) de Nadar hizo que tomase las riendas del proyecto.

Inicialmente Nadar vio en la fotografía la oportunidad de mejorar sus caricaturas ya en 1853, pero ahora lo había pensado mejor: aprovechó su fama e imprimió una estética llamativa a su nuevo estudio, que estuvo desde el primer momento caracterizado por ofrecer un servicio sin igual en todo París.

El caricaturista reconvertido en fotógrafo era entonces ya bastante reputado y querido entre la comunidad de artistas parisinos, así que pronto se convirtió en el retratista predilecto de estos y otras grandes personalidades de aquellos tiempos.

Como resultado pudo fotografiar a Honoré Daumier, Victor Hugo, George Sand, Sarah Bernhardt, Hector Berlioz, Théophile Gautier y Alexandre Dumas, entre otras celebridades contemporáneas, muchos de los cuales se recuerdan hasta el día de hoy y eran amigos cercanos de Nadar.

Algunos de los retratos más reconocidos de estas históricas personalidades son autoría de Nadar, como es el caso de Claude Monet y Julio Verne.

Félix Nadar se volvió, en la práctica, un férreo opositor al pictorialismo y el primer retratista fotográfico de la historia, o por lo menos, uno de los primeros que imprimió su propio estilo al tiempo que lograba capturar la personalidad de cada uno de sus sujetos. Lo que Nadar llamaba como “la inteligencia moral” o “perspicacia psicológica”, una habilidad clave del ojo fotográfico que muy pocos logran pulir.

Logros de Félix Nadar

 

 

Durante su primer lustro siendo retratista Nadar era considerado como uno de los mejores fotógrafos del mundo, pero él no estaba del todo satisfecho con su rutinario trabajo. Su reputación no pararía de crecer desde entonces hasta llegar a dos años clave: 1858 y 1861, en los que incursionó en otros tipos de fotografía más retadora.

 

La primera fotografía aérea de la historia (1858)

 

El año en el que Nadar se convirtió en la primera persona en fotografiar París desde el cielo.

No desde un edificio sino montándose en un primitivo globo aerostático que era bastante difícil de manejar.

Fotografiar desde el aire en tal maquinaria era complicado e incluso peligroso, pues las fotos se lograban con el proceso de colodión de placa húmeda, que básicamente exigia el revelado inmediato con una poción química neutral.

Este proceso duraba aproximadamente quince minutos y a menudo podría verse estropeado por los gases del globo y el aire.

Al final, la terquedad de Nadar en lograr fotografiar desde una vista aérea le hizo crear una funda de algodón a prueba de gases con la que cubrió el globo aerostático.

Así, tras años de intentos, logró tomar las fotos.

La pasión de Nadar por el vuelo le llevó a fundar una revista, una organización (de la que Julio Verne fue cofundador, Société pour la recherche de la navigation aérienne) e inclusive redactó un libro dedicado exclusivamente al tema.

Las catacumbas de París por Nadar

 

Las catacumbas de París fueron fotografiadas por primera vez en la historia gracias a Nadar y su ingenio como inventor.

Os recordamos que en aquel momento la electricidad era, en el mejor de los casos, una excentricidad.

E indiscutiblemente no estaba en los planes del entonces régimen francés el iluminar estos túneles habitados por huesos humanos.

El interés de Nadar en fotografiar estos túneles tenía que ver con su fascinación por la exploración científica y su necesidad de buscar nuevos retos creativos. Inició así esta etapa en 1861 y culminó aproximadamente en 1865.

Para estas incursiones inventó una batería personalizada que le permitió iluminar el sitio lo suficiente como para dar con fotos bastante nítidas, imágenes que llamaron la atención instantáneamente.

También hay que añadir que las fotos tenían un tiempo de exposición de veinte minutos aproximadamente, por lo que Nadar decidió usar maniquíes para recrear algunas escenas cotidianas de las catacumbas. Esto terminó dando un toque aún más lúgubre y surreal a sus tomas.

París en ese momento se enfrentaba a una creciente modernización y el uso de las catacumbas estaba quedando en el pasado. Desde entonces las catacumbas se convirtieron en un singular atractivo turístico que persiste hasta el día de hoy.

Menciones honoríficas

 

 

El legado de Félix Nadar no acabó con su fotografía aérea, de la celebridad de turno o de un sórdido pasadizo subterráneo.

Su innovaciones se vieron motivadas por una sincera pasión combinada por el marketing, la ciencia y el arte. Nadar aprendió de su padre el arte de vender y de adelantarse al contexto en no pocas ocasiones.

Se le atribuye, por ejemplo:

 

1. 1874: Primera exposición pública de los impresionistas

 

En 1874 un ya envejecido Félix Nadar seguía fotografiando en ocasiones en su estudio mientras que su hijo también fotógrafo, Paul Nadar, tomaba las riendas del negocio.

A principios de aquella década y la anterior tal lugar era un espacio seguro para cientos de personalidades que estaban desilusionadas con el statu quo. Entre ellos se encontraban los líderes de un nuevo movimiento: el impresionismo.

Así, creó la primera exposición pública de los impresionistas en 1874, encabezada por Claude Monet, Paul Cézanne y Camille Pissarro.

Fue un rotundo éxito y posicionó a Nadar como improvisado galerista que impulsó las fructíferas movidas artísticas y socioculturales francesas, que tanta influencia tendrían para el resto de Occidente desde inicios del siglo XX.

 

2. 1863-67: Le Géant y primera revista sobre viajes aéreos

 

En 1863 encargó la creación del globo aerostático Le Géant (El gigante) de 60 metros de altura y 210.000 pies cúbicos, el más grande de su tipo hasta ese momento.

El globo tuvo frecuentes accidentes, entre ellos, uno casi mortal que por poco acabó con la vida de Nadar, su esposa y sus pasajeros en 1864. Este evento y otros infortunios menores son referenciados en una clásica caricatura de Nadar que realizó André Gill.

Sin embargo, al margen del peligro esto dio mayor estatus a Nadar, esta vez no sólo como fotógrafo sino como aeronáutico visionario.

Estas aventuras inspiraron a Julio Verne para escribir “Cinco semanas en globo” (de 1863) y “De la Tierra a la Luna” (de 1865) en la que uno de los personajes principales se basa libremente en Nadar.

En 1867 Nadar fundó la revista de corta duración L’Aéronaute.

Andre Gill - Caricatura de Nadal

3. Primer servicio de correo aéreo (1870-71)

 

Esto se comenzó de manera torpe e improvisada, pero muy bien intencionada, en el contexto del Asedio a París entre 1870 y 1871 por las fuerzas prusianas.

En resumen, se trataba del envío de correos a través de los globos y con el apoyo de palomas mensajeras.

Además, también usó los globos para fotografiar la posición del ejército ruso, por lo que su trabajo resultó clave para enfrentar con ventaja a las tropas extranjeras.

 

4. Primer reportaje fotográfico (1886)

 

El químico centenario Eugène Chevreul fue entrevistado por motivo de su cumpleaños y Nadar acompañó en el proceso. Aunque no hizo casi ninguna foto ya que, en realidad, Paul Nadar (su hijo) fue quien se encargó de fotografiar y liderar el reportaje, es un hito atribuible a Félix Nadar porque sucedió en su estudio.

Para tal reportaje, ambos fotografiaron a Chevreul mientras hablaba para así capturar gestos y emociones, lo que Nadar posteriormente llamó la “foto-interviú”.

Felix Nadar - Entrevista a Michel Eugene Chevreul

Estilo visual y técnica de Nadar

 

 

Nadar sobresalió en técnica cuando realizó las fotografías aéreas y de las catacumbas, pero su mayor proeza está en sus años como retratista único en su especie, ayudando a formar una creciente cultura de las celebridades.

Consiguió esta excepcionalidad gracias a su profundo entendimiento de la publicidad interrelacionada con el arte, la relevancia de no juzgar y conectar con los retratados, así como la necesidad de fotografiar “sin accesorios”, mostrando de lo que la cámara era capaz por sí sola.

 

1. Retratos sin retoque

 

En el contexto del embrionario negocio de la fotografía (eran, os recordamos, tiempos en los que la fotografía aún no se consideraba arte normalmente) el retrato cumplía con un estándar: el estilo pictorialista, es decir, imágenes que parecían pinturas, añadiendo adrede grano y desenfoque a la foto.

Pero Nadar, en cambio, fue cuando menos indiferente a este movimiento/estilo/filosofía popular de la fotografía de aquellos tiempos, y prefirió destacar en sus fotos elementos propios del medio, tales como la iluminación, la nitidez y el contraste.

Cualquiera de sus retratos, la mayoría de los cuales eran en un tono sepia y con fondos sin elementos, muestran a los sujetos con gran detalle y honestidad. Lo logró con abundancia de luz natural y no escatimó en usar fuentes de luz artificial para mejorar los resultados.

 

2. Conexión con el sujeto

 

Se puede decir que Nadar fue el primer fotógrafo que comprendió que el factor social es crucial para retratar a las personas en sus expresiones más representativas. Se sirvió de chistes, anécdotas e historias compartidas para crear un entorno de mutua confianza.

Se esforzaba, básicamente, en mostrarse como amigo, incluso cuando no era el caso. Era una cuestión de lograr que las personas se sintieran como en casa.

Sobre esto, llegó a afirmar en 1856:

 

“En cuanto al retrato, ya es hora de acabar con el reproche de que el fotógrafo no puede transmitir tan bien como el pintor el sentimiento íntimo y artístico de su modelo. La fotografía toma la justicia por su mano. La perspicacia psicológica no está reservada sólo a los pintores y ellos lo saben”.

 

Asimismo, definió su estudio como un “teatro privado de la personalidad”, en el que, a diferencia del resto de estudios fotográficos, el sujeto era libre para ser un participante activo, lo que iba en contra a la norma.

 

3. Experimentación e ingenio para innovar

 

Si en algo sobresalía Félix Nadar fue en su creatividad e ingenio para todo lo que se proponía, y en su trabajo fotográfico no fue la excepción.

Por ejemplo, Nadar realizó una de las primeras imágenes en movimiento de la historia: se trata de un autorretrato “giratorio” que hoy os podemos mostrar como un gif.

Otro célebre autorretrato de Nadar le muestra en un globo aerostático, pero en realidad es una escena cuidadosamente montada en su estudio.

La foto forma parte de una serie de autorretratos del fotógrafo en los que presume distintas poses dentro de la cesta entre 1863 y 1865. Se cree que la intención era publicitaria.

Esto le coloca, una vez más, como uno de los primeros en montar una escena tan sofisticada con un objetivo de venta.

Siguiendo en la misma línea de la experimentación está su serie de fotos de las catacumbas, que no habrían sido posibles sin su ingenio científico.

 

4. Personalidad única

 

Nadar era un carismático hombre fácil de percibir debido a su amplio sentido del humor, su entusiasmo, su cabellera pelirroja y su estatura.

Cuando se dedicó por completo a la fotografía en 1854, estos factores influyeron en su éxito, ya que era un gran conversador y, si se quiere, un personaje en sí mismo. Tenía mucho que contar (y sabía cómo contarlo) y lo aprovechó en consecuencia.

Era alguien sumamente inteligente que sabía usar todo a su favor y que se ganaba la confianza de los demás sin ninguna dificultad.

Nadar autorretrato

Curiosidades

 

 

Nadar tuvo la desdicha de enfrentar uno de los primeros procesos legales contra fotógrafos como autores intelectuales de una obra.

Demandó a su propio hermano porque estaba usando el seudónimo Nadar sin su consentimiento, lo que causó confusiones locales. Al final, Félix Nadar ganó el juicio y su hermano, básicamente, vivió en sus sombras.

Otro interesante hito de Nadar es que realizó una de las primeras fotografías de desnudo de una mujer y también de una persona intersexual, aunque ambas fotos han quedado sepultadas en el olvido.

Un libro y algunas frases

 

 

Nadar escribió artículos periódicos, poemas, novelas y libros, pero lo que sobrevive es bastante poco.

Sobreviven los libros “Cuando era estudiante” y “El derecho a volar” pero sobre todo se recuerdan sus memorias “Cuando era fotógrafo”, que fueron reeditadas por el MIT Press en 2015.

Este libro, disponible en español desde 2020, relata anécdotas, reflexiones e historias variopintas que nos trasladan a ese París extinto, tan cambiante, vívido e inquietante como lo fue a finales del siglo XIX.

 

Os dejamos algunas de sus mejores frases.

 

La fotografía es un maravilloso descubrimiento, una ciencia que ha atraído a los más grandes intelectos y un arte que excita a las mentes más astutas, pero que también puede ser practicado por cualquier imbécil”.

 

“La teoría fotográfica se aprende en una hora, las primeras nociones de práctica en un día. Lo que no se aprende es la inteligencia moral de lo que se va a fotografiar”.

 

“El mejor retrato que hago es de las personas que conozco”.

 

Últimos años de Nadar y legado

 

 

Los estadounidenses Andy Warhol e Irving Penn fueron eternos admiradores del fotógrafo lionés.

En honor a Félix se crearon los premios Nadar, que se otorgan cada año desde 1955 al mejor libro de fotografía editado sobre suelo francés.

Las contribuciones de Félix Nadar a la fotografía fueron tan amplias que representaron pasos clave para la estrategia militar —por su visionaria fotografía aérea— la publicidad —su uso de conceptos y retratos especiales —y la fotografía directa —su negativa a modificar las fotos lo convirtió en uno de los primeros fotógrafos de carácter modernista, cuando todavía la etiqueta no existía—.

A lo tonto, se adelantó a Alfred Stieglitz en la comprensión de la fotografía como arte en mayusculas e independiente de las otras artes, e incluso se adelantó al zoopraxiscopio (un artefacto de captura de movimiento previo al cinematógrafo) gracias a su autorretrato giratorio, y… Así, en múltiples otras ocasiones, logró ser el primero.

Aunque Nadar se retiró de la fotografía en 1873, continuó fotografiando ocasionalmente hasta que, con casi noventa años, falleció el 20 de marzo de 1910.

Su hijo Paul Nadar (1856-1939) continuó su legado a través de su estudio y facilitando exhibiciones del arte de su padre en toda Francia.

Felix Nadar retratado por Paul Nadar

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¿Qué significa el apodo Nadar?

A mediados de los años 1840 Gaspard-Félix Tournachon frecuentaba barrios bohemios parisinos en compañía de sus amistades, quienes tenían la costumbre de añadir la terminación francesa “Dar” al final de algunas palabras.

Así, empezó a apodarse Tournadar (por Tournachon) y posteriormente, Nadar.

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

¿Sabes que mirar sus fotografías es la mejor manera de que las tuyas tengan alguna posibilidad de hacer historia también?

 

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