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Bernd y Hilla Becher fueron una pareja de artistas conceptuales y fotógrafos alemanes responsables de definir un género fotográfico del que siguen siendo sus máximos exponentes: la fotografía industrial, fotos que registran las estructuras industriales abandonadas de Europa y Norteamérica

La tipología de las fábricas, tal cual fuera un libro de historia natural, esconde una filosofía resonante. Y aunque a primera vista pareciera una obra bastante simple, la pareja ha tenido una influencia titánica y tangible para miles de fotógrafos posmodernos.

Eran profesores y su alumnado incluía a los máximos exponentes de la fotografía impasible, estética caracterizada por su aparente fría objetividad y distancia. 

Estos edificios eran una especie de arquitectura nómada con una vida relativamente corta: 100 años o menos, y luego desaparecen. Nos pareció relevante conservarlos de alguna manera y la fotografía parecía la forma más adecuada de hacerlo.

Biografía de Bernd y Hilla Becher

Bernd Becher (1931-2007)

Bernhard Becher nació el 20 de agosto de 1931 en Siegen, Alemania.

Su familia trabajaba en la industria siderúrgica-minera y pero el se interesó por la pintura y la litografía desde temprana edad. 

Estudió ambas carreras en la Academia Estatal de Bellas Artes de Stuttgart.

Ahí inició el estudio de las estructuras industriales, a principios de los años cincuenta. La fascinación empezó desde su niñez, al crecer rodeado de fábricas.

Su mayor referente artístico era Giorgio de Chirico, un artista que influyó de manera significativa en el movimiento surrealista. 

Hilla Becher (1934-2015)

Hilla Wobeser, nacida el 2 de septiembre de 1934 en Potsdam —en la entonces Alemania Oriental—, conoció la fotografía gracias a su madre, una aficionada del medio. 

Al cumplir los trece, Hilla obtuvo una cámara e incluso un cuarto oscuro propio para ella sola. 

Tras abandonar brevemente los estudios de pintura en 1951, empezó a estudiar fotografía de la mano de Walter Eichgrün, “un maestro de la composición de la fotografía de arquitectura” diría tiempo después la artista. 

Durante aquellos años se ganó la vida como fotógrafa comercial.

En 1958 es aceptada en la Kunstakademie Düsseldorf para estudiar diseño gráfico.

Se interesa por los edificios industriales abandonados por primera vez gracias a dichos estudios. 

Entre 1957 y 1958 Bernd y Hilla se conocieron en la universidad, dando clases de pintura, mientras ambos trabajaban para la misma agencia publicitaria de Düsseldorf.

En 1961 se convirtieron oficialmente en los Becher.

El interés de ambos por la arquitectura industrial y la fotografía les llevó a crear un estilo visual y filosofía que les haría completamente únicos. 

Decidieron limitarse a abordar un conjunto reducido de temas y desde una “mirada objetiva”, sin apenas espacio para la subjetividad. 

Al menos, bajo esta máxima pretendieron crear sus fotografías, casi como si se tratase de mero registro histórico o un libro de ciencias.

Pero antes de abordar más las características de las obras de Bernd y Hilla Becher, debemos repasar sus influencias y el contexto en el que crecieron.

El contexto de Alemania durante la juventud de los Becher

Alemania por aquellos tiempos estaba aún afectada por Hitler y el impacto del Holocausto.

La humillación y vergüenza internacional creó entre los artistas alemanes distintas vanguardias.

En la fotografía, predominaba una estética que destacaba la emotividad humana, en contraste con el enfoque frío y objetivo de los Becher.

El máximo exponente de esta tendencia fue el alemán Otto Steinert, fotógrafo “post-pictorialista”, que recreaba el estilo del pictorialismo y lo trasladaba al contexto de la época. 

El pictorialismo como movimiento llevaba más de treinta años moribundo en ese momento.

Sin embargo, los Becher fueron todo lo contrario: no hay rastro de emoción en sus fotos. 

De hecho, ni siquiera presenta seres humanos. 

Son fotografías son incluso sombrías y muy distantes. 

Podemos verlas e imaginar que la especie humana se extinguió, que solo quedaron las pobres maquinarias abandonadas. 

Casi como si fuera un extraterrestre quien hubiera tomado las fotos. 

Y este cuerpo de trabajo no surge de la nada, corresponde a un resultado de influencias muy concretas. 

August Sander, Walker Evans y Henri Cartier-Bresson, principales influencias de Bernd y Hilla Becher.

Si bien lo que logró el dúo era novedoso, había precedentes claros. 

En primer lugar, el fotógrafo alemán August Sander.

Miembro destacado de la Nueva Objetividad o Neue Sachlichkeit, movimiento vanguardista alemán que pretendía visibilizar las realidades sociales en vez de ignorarlas, como solía acostumbrar la comunidad artística en su momento. 

Sander es considerado padre de la fotografía documental, y se le conoce por su obra maestra Gente del Siglo XX, tienes un artículo sobre él en nuestra Fotopedia.

En este megaproyecto Sander quería retratar a la humanidad en su conjunto, y para ello fotografió a la sociedad alemana y dividió a las personas según su clase, profesiones y algunas características físicas.  Una especie de enciclopedia visual, un estudio antropológico. 

Este distanciamiento con el sujeto y el énfasis en el registro histórico es algo que tomaron Bernd y Hilla Becher para su fotografía. 

Otros grandes referentes para la pareja son los ya mencionados Walker Evans y Henri Cartier-Bresson

Evans también fue influido por Sander, pero en vez de limitarse a “estudiar a las personas” estudió símbolos: encontró en la publicidad norteamericana un sujeto en sí mismo, una forma de arte detrás del diseño de esos logos y anuncios en todo Estados Unidos. 

Si detallamos la obra de Bernd y Hilla Becher, se hace evidente que también quisieron explorar a la sociedad humana sin retratarla directamente, como se lo propuso el fotógrafo americano durante los años treinta. 

Cartier-Bresson por su parte, nos trajo el amado y siempre vigente concepto del instante decisivo, el arte de conseguir, encontrar (y saber esperar) el momento ideal para crear la fotografía. 

En el contexto de las fotografías de Bernd y Hilla Becher, la idea de Cartier-Bresson se hace evidente en el marco de que siempre estudiaron a sus sujetos antes de fotografiarlos. 

La pareja usaba una cámara de gran formato absurdamente anticuada, pero esto les forzaba a repensar detenidamente a dónde la ubicaban y qué encuadre seleccionarían.

El instante decisivo no es un momento mágico, aunque lo parezca. 

Es algo premeditado y que se encuentra solo a través de la práctica, y Bernd y Hilla Becher comprendieron esto al crear un cuerpo de obra que es sumamente meditativa y ordenada. 

En un sentido más amplio, Bernd y Hilla Becher son herederos de la fotografía directa, marco del que tanto Sander como Evans y Cartier-Bresson son grandes exponentes. 

Como os hemos definido en otras ocasiones, la fotografía directa es la columna vertebral de la fotografía moderna, pues se trata, a grandes rasgos, de la idea de tomar fotos presumiendo las cualidades únicas del medio.

La cámara es la única herramienta artística que captura la realidad directamente, pero la realidad puede moldearse según la percepción del artista usando las características del aparato: la profundidad de campo, las texturas, el alto contraste, la cercanía o distancia con el sujeto. 

Todo influye para que, a través del ojo de la cámara, logremos ver la realidad de otra manera. 

Y esto es una máxima en la obra de Bernd y Hilla Becher.

Bernd y Hilla Becher: estilo visual 

Los Becher definieron al principio de su carrera qué sujetos iban a estudiar y fotografiar durante el resto de su trayectoria:  torres de agua, tanques de gas, chimeneas, caleras, silos o estaciones de ferrocarril.

Desde el principio, los Becher se enfocaron en un conjunto específico y reducido de sujetos en común. Son fotos siempre en blanco y negro, con una total ausencia de personas.

Además, en vez de crear fotografías individuales, los Becher las presentan en conjunto, formando una especie de tipología de la arquitectura industrial, en la que ordenan las distintas fotos según la “pose” de la estructura o su función.

Rara vez mostraron fotografías de manera individual, aunque lo hicieron con más frecuencia a partir de los años ochenta.

Cada uno de los sujetos de los Becher es fotografiado desde una distancia considerable y en el centro, haciendo que resalte por encima del resto. 

El cielo, además, es siempre completamente plano. Esto es debido a que los Becher tomaban sus fotos a altas horas de la mañana o en días nublados, lo que dejaba un cielo bastante neutral y vacío. 

La gama tonal y las texturas también destacan en las fotografías. 

Tipologías y retículas

El riguroso estilo de las fotografías de los Becher permiten la existencia de una cohesión tal que una imagen tomada en Alemania hace cuarenta años puede confundirse fácilmente con una más reciente tomada en Estados Unidos.

Las tipologías de los Becher reflejan cómo son capaces de congelar el tiempo .

Se forma así una especie, una familia de fábricas industriales solitarias, un no lugar.

El registro artístico e histórico 

Los Becher fotografiaban estructuras industriales en ruinas, con frecuencia a pesar de las dificultades para obtener permisos.

Solo indicaban la fecha y lugar de cada sitio públicamente.

Esto presenta un contraste llamativo: Bernd y Hilla nos recuerdan la realidad de que algunas cosas apenas cambian y que aquella arquitectura industrial, pese a ser destinada a ser puramente funcional, también guardaba la mirada de un artista. 

Eran sitios donde convivieron personas con una historia, gente que trabajaba bajo un mismo techo.

Es una obviedad, pero también es más profundo e inquietante de lo que parece: tarde o temprano, todo desaparece

De hecho, un motivo sustancial que llevó a los Becher a fotografiar estos sujetos “indignos” era que muchos de esos edificios iban a ser demolidos. 

A finales de los años cincuenta Alemania intentaba crecer y eso implicó un repunte económico que dejó anticuadas a muchas fábricas.

De esta forma, el registro histórico se vuelve un retrato de una época de cambio. La fotografía del registro asimismo se transforma en un mensaje, en una constancia artística. Se convierte en memoria. 

Los “simples edificios funcionales” y sus rústicas estructuras se transforman en un simbolismo, en reliquias del pasado. Arte conceptual.

Los Becher se consideraron, ante todo, documentalistas, e inicialmente ni siquiera se consideraban artistas, pero con el tiempo aceptaron a regañadientes el ser etiquetados como artistas conceptuales.

Lo son como lo fue August Sander: al “registrar la sociedad alemana”, Sander estaba creando un concepto y por extensión, realizaba una especie de fotografía conceptual.

Bernd y Hilla Becher son fotógrafos conceptuales en el sentido de que trabajan bajo una máxima que pretenden comunicar en toda su obra: registrar construcciones industriales y ordenarlas según el tipo y aspecto. Poco más.

El subtexto en realidad puede dárselo el público a su antojo. Pero para que la fotografía conceptual funcione, el concepto debe ser sencillo. Esto los Becher lo comprendieron a la perfección: definieron un concepto a rajatabla y trabajaron solamente a partir de ello.

En resumen, la obra de Bernd y Hilla Becher puede resumirse en:

  • Historia humana: la ausencia de personas es como un silencio que habla o cuando vemos las fotografías de las ruinas de la Antigua Roma. Es un documento histórico sobre nuestra era moderna.
  • Tipologías: al retratar toda la infraestructura industrial desde la misma distancia y objetividad, los Becher crearon una estilo fotográfico sobrio y de aspecto “científico”, de la misma forma en la que se categorizan las especies animales en los libros de biología, por ejemplo.
  • Subjetividad y concepto: Bernd y Hilla Becher crean un registro histórico sesudo y distante que según el ojo del espectador, parecerá sombrío, existencial, melancólico e incluso inquietante. Pero indiferente no deja a nadie.

Bernd y Hilla Becher: cronología

    • 1953: Bernd Becher empieza a estudiar pintura 
    • 1951: Hilla Wobeser se convierte en asistente y aprendiz de fotografía de Walter Eichgrün
    • 1961: Matrimonio de los Becher
    • 1970: Publicación del libro Anonyme Skulpturen
    • 1976: Profesores reputados de la Kunstakademie (Academia) de Düsseldorf 
    • 2002: Premio Erasmus por sus labores de enseñanza
    • 2004: Premio Hasselblad 
    • 2022: El Met organiza una gran retrospectiva de los Becher 

Legado de Bernd y Hilla Becher 

Con el tiempo, los Becher se convirtieron en referentes del Arte Conceptual y el Arte Minimalista. Recorrieron Francia e Inglaterra, así como Estados Unidos, Holanda y España, y varias zonas del Oriente de Europa. Durante más de cuarenta años crearon todo como una pareja de artistas simbiótica: es decir, una relación de iguales, donde ambos poseen la autoría por compartir absolutamente cada paso del proceso creativo.

La estética Impasible o Deadpan es un producto directo de las enseñanzas y el estilo visual de los Becher, y entre sus alumnos estuvieron grandes fotógrafos de la actualidad como Andreas Gursky, Thomas Ruff, Candida Höfer y Thomas Struth. 

Todas son reconocidas personalidades del mundo de la fotografía que aprendieron de los Becher directamente en la Kunstakademie (Academia) de Düsseldorf, la misma institución donde la joven Hilla estudió diseño gráfico. 

Indistintamente se dice Escuela Becher o Escuela de Düsseldorf al grupo de fotógrafos famosos que aprendió de la pareja.

Por ello la influencia de los Becher es más tangible y menos abstracta de lo que suele considerarse el legado de otros grandes, ya que ellos enseñaron fotografía a quienes ahora definen el futuro de la fotografía en Alemania. 

Finalmente, Bernd Becher falleció a sus 75 años el 22 de junio de 2007 por causas naturales. Hilla continuó el legado organizando exposiciones con el trabajo que hicieron durante décadas, hasta el momento de su muerte el 10 de octubre de 2015.

Hoy sus obras de arte se encuentran permanentemente en el MoMA, las galerías Tate o la Colección Peggy Guggenheim de Venecia.

Bernd y Hilla-Becher

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Preguntas frecuentes

¿Qué son las "esculturas anónimas" de los Becher?

Una escultura anónima se refiere al acto de fotografiar la estructura industrial de forma objetiva y despersonalizada, lo que supone enfatizar la forma de las estructuras y evitar el contexto humano que les rodea.

Se dice anónima porque nadie es reconocido por crear esta arquitectura, en palabras de los Becher, “calvinista”, una corriente alemana que renegaba del arte en la arquitectura y se enfocaba solo en la funcionalidad, y por ende, nunca desarrolló estilo alguno.

¿Qué es la Escuela de Düsseldorf?

La Kunstakademie Düsseldorf es la Academia donde los Becher estudiaron y también donde ofrecieron sus clases de fotografía. 

Sin embargo, se conoce como Escuela de Düsseldorf al grupo de artistas que aprendieron de la pareja y han tomado muy en cuenta las características de su obra. Aunque cada artista originario de Düsseldorf es diferente, todos siguen cierta estética que recuerda a los Becher, como los grandes planos, la objetividad y el minucioso estudio de los sujetos.

¿Qué es la estética impasible o Deadpan?

La estética impasible es un estilo visual que carece intencionalmente de emociones y posee una expresión neutral. En fotografía esto se traduce a imágenes serias e inexpresivas, y en el caso de los Becher, a fotos en un blanco y negro con luz neutra, que ayuda a documentar la estructura tal cual es. Deadpan es un término inglés que se refiere a algo que es intencionalmente inexpresivo.

Fuentes

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

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