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Anna Turbau (1949-2025) fue una fotógrafa catalana que reconocida por su conmovedor y crudo retrato de la Transición española.

Sus imágenes en blanco y negro, de marcado carácter expresionista, documentaron movilizaciones sociales, la pobreza rural y la vida de mujeres trabajadoras, revelando con empatía las realidades que el franquismo ansiaba ocultar en Galicia, Barcelona y otras regiones entre 1975 y 1979.

Su valiente fotorreportaje resultó rebelde, polémico y transgresor para la sociedad de entonces, habituada a apartar la mirada hacia otro lado ante las complejas realidades de los más marginados. Hoy la recordamos y apreciamos su rica trayectoria, tan sustancial para la memoria histórica de nuestro país.

Es importante que haya fotógrafos de miradas plurales, porque solo de ese modo puede captarse la realidad en todas sus facetas.

Biografía de Anna Turbau

Anna Turbau de joven con su cámara.

Una infancia robada por el franquismo 

 

Anna Turbau nació el 27 de marzo de 1949 en Barcelona.

Su familia originaria de Girona, se mudó a la capital de Cataluña en busca de oportunidades laborales.

Sin embargo, el compromiso que tenían con la causa republicana les causó problemas: dos tíos se exiliaron y el resto de sus familiares vivían vigilados y con miedo.

Los padres de Turbau incluso recibieron amenazas de pena de muerte

Cuando algunas personas intentan olvidar las secuelas del franquismo, que no se debe recordar o que en incluso en esos tiempos se vivía mejor, Turbau responde lo siguiente:

Me robaron la infancia, me robaron mi familia, me robaron mi adolescencia, me robaron mi juventud.

 

 

Desde el principio, una niña diferente

 

Su timidez e inseguridad marcaron su infancia, y semejante singularidad pronto fue motivo de burlas y desprecio tanto del alumnado como del profesorado.

Las niñas las tomaban por rara y las profesoras la tildaban de subnormal

Sin embargo, un día, la pequeña Anna encontró algo que le apasionaba: el dibujo. 

Pronto el profesorado vio potencial en dejarle explorar sus habilidades artísticas “para que estuviera más tranquila”. 

Una diseñadora inconforme con su trabajo y la sociedad (1968-1974)

 

De adolescente Anna Turbau soñaba con ser escultora.

Sin embargo, fue presionada por sus padres para estudiar algo que diera dinero, y la escultura no era una de esas cosas. Así, se decidió por el diseño gráfico, carrera que estudió entre la Escuela Massana y la Escola Elisava. Pero aquello no le llenaba.

A sus 19 años le impactó un evento que cambiaría el mundo: el mayo francés. En la España franquista aquel evento era para admirar y quedarse asombrado. 

Era un ejemplo a seguir.

Aquellas furiosas y multitudinarias manifestaciones de jóvenes en contra del status quo resonaron en el interior de Turbau y, a raiz de ello, se fue involucrando cada vez más en el pensamiento progresista. 

El primer contacto con la fotografía de la entonces estudiante de diseño gráfico, se dio mientras trabajaba en el estudio del diseñador gráfico Tomás Vellvé. 

El artista poseía un laboratorio con cuarto oscuro y, además, ella buscaba a menudo trabajos extra como ayudante en producciones audiovisuales.

Sería en unos de esos trabajos extra cuando conocería al cineasta políticamente comprometido Lorenzo Soler, su futura pareja. 

Anna Turbau con una canasta.

Las primeras fotos de Turbau fueron de la primera okupación de Barcelona

 

Fue en algún momento de 1974 cuando Anna Turbau se enamoró de la fotografía.

En sus propias palabras:

Un día, hablando con unos amigos conocí a un periodista que trabajaba para Interviú y me dijo:

“Oye ¿por qué no te vienes con la cámara a cubrir la okupación de un piso?”. 

Como soy muy lanzada, cogí la cámara y fui. Me lo pasé tan bien… Había descubierto lo que a mí me gustaba hacer ¡Estábamos locos! Lo que disfruté mereció la pena. 

Por si fuera poco, el apartamento quedaba encima de una comisaría de policía. 

Así, entre estas influencias artísticas locales como Soler y Vellvé, y leyendo de los grandes maestros de la fotografía (Robert Frank, Henri Cartier-Bresson) se adentró en el terreno del fotorreportaje. 

Ya en 1974 obtuvo su primera exposición llamada Fotografías de Jazz. 

Había descubierto su pasión y no había vuelta atrás, por más peligroso que fuera.

 

Mi trabajo era claro: saltar el catecismo y la represión policial.

Santiago de Compostela, Interviú y Primera Plana (1975-1979)

Para 1975 la artista catalana se muda a Santiago de Compostela e inicia sus colaboraciones con las revistas Interviú, A Nosa Terra y Primera Plana.

En ese mismo año hace su primer reportaje, que retrataba la precariedad del barrio chino de Barcelona.

Rápidamente ganó la reputación de ser una gran fotorreportera, y muchos despectivamente la llamaban “Anna la roja”.

Era una de las pocas fotógrafas reporteras de toda la región, y como podría esperarse, atrajo la atención indeseada de las autoridades.

Quienes estaban documentando este proceso histórico solían ser hombres, y a pesar de ello, Turbau jamás se sintió particularmente afectada o marginada dentro de la comunidad por ser mujer. En su lugar, su trabajo era sumamente respetado y admirado.

A pesar de los riesgos y la precariedad, documentó la Transición dando visibilidad al sufrimiento de las comunidades gallegas, catalanas y gitanas, entre otras.

Tras casi un lustro de fotografía de reportaje decidió regresar a Barcelona, cansada de la presión estatal.

Aquello ya se había vuelto muy peligroso. 

Sin embargo, en este corto periodo de tiempo dejó gran parte de su obra fotográfica más significativa.

Anna Turbau: datos básicos

• Nacimiento: 27/03/1949 (Barcelona)
• Período de actividad: 1974-2025
• Estilo: Documentalismo humanista y realismo fotográfico 
• Reconocimientos: Museo Reina Sofía (2017)

Anna Turbau fue una fotorreportera responsable de un trabajo documental de gran relevancia histórica en Galicia y Barcelona entre 1975 y 1979. 

 

Pero también abarcó la fotografía de retratos, paisajes y abstracciones entre los años ochenta y noventa, como podéis ver a continuación.

Algunos de los eventos que la fotógrafa inmortalizó fueron las manifestaciones de trabajadores de los astilleros de Vigo, el conflicto por la construcción de la AP-9 Autopista del Atlántico y las crueles condiciones del centro psiquiátrico de Conxo en 1977.

A partir de 2012 realizó más exposiciones que atrajeron mayor atención hacia su trabajo, incluyendo una notoria retrospectiva en el Museo Reina Sofía. 

En 2021 fue diagnosticada de Parkinson, lo que afectó particularmente a sus piernas perdiendo casi toda la movilidad. Gracias a la fisioterapia, logró recuperarla poco a poco.

Un año después perdió a su pareja Lorenzo Soler, que falleció a los 86 años. 

Pese a todos los problemas, Turbau seguía en activo y realizando fotografías artísticas de su entorno más cercano en Calatañazor, Soria.

Tenía en mente organizar su archivo y varias exposiciones más, pero falleció el 19 de marzo de 2025. Habría cumplido 77 tan sólo diez días después. Le sobrevive su hijo, el diseñador UX / UI Dani Soler Turbau.

Galicia y Barcelona (1975-1979): reportando la Transición como nadie más lo hacía

La Galicia de las mujeres rurales

España estaba harta de la censura y el puritanismo y había mucho que el régimen franquista ocultaba o le era indiferente, como la inmensa pobreza de las zonas rurales de Galicia.

La diferencia entre Galicia y Barcelona eran abismales: mientras que la capital de Cataluña vivía un ambiente de considerable modernización y progresismo, la población gallega apenas tenía lo necesario para sobrevivir.

Aquella realidad, tan impactante para Turbau, le parecía digna del medioevo.

Su fotorreportaje de Galicia empezó cuando fue invitada a documentar un proyecto de viviendas de su amigo, el arquitecto César Portela. 

Así, se dio cuenta que muchas mujeres gallegas estaban solas y desesperadas, cuidando familias enteras sin ningún sostén económico.

Eran matriarcas que habían perdido a sus esposos en la guerra, por enfermedades y hambre. Otras, simplemente fueron abandonadas. 

Y retratar aquello era un gesto inusual e incómodo a partes iguales. Era mostrarle a la sociedad algo en lo que estaba fallando. Que estaban dejando de lado la humanidad de estas personas. 

A mí me gustaba ir donde había un conflicto, y Galicia era una maravilla en ese aspecto porque sitio a donde ibas, sitio donde te encontrabas algo.

Estilo de fotografía de Anna Turbau y su filosofía

Niño rubio en una manifestación.

La fotografía es un lenguaje silencioso. Tiene su narrativa y escritura. A veces creo historias con las fotografías. Historias que evidentemente solo yo puedo descifrar. Pero, a pesar de eso, lo bonito es que el espectador pueda crear su propia historia.

Estas declaraciones de la artista nos ayudan a comprender su punto de vista: cada foto, a su manera, es un retrato de sí misma.

Esto es una constante del arte en todas sus vertientes, y en Turbau es visible en su compromiso emocional con los sujetos, quienes eran en su mayoría mujeres resilientes y personas solitarias, tal cual como ella solía sentirse.

Son fotos humanistas en blanco y negro, en el que los gestos y las miradas nos dicen todo. Composiciones en apariencia simples pero no por ello menos contundentes e increíblemente comunicativas. 

No por nada a menudo se le etiqueta como una promotora de la denuncia social y el realismo fotográfico.

Para mí, el realismo fotográfico es un arte y si alguien no lo considera así es por ignorancia.

 

Las fotografías de Anna Turbau contienen una narrativa que destaca la valentía y dignidad de la población.

Están en monocromo tanto por la fuerza dramática que suscita como por razones técnicas: el color era un formato caro e inaccesible para ella. 

Importante recalcar que aprendió todo de forma autodidacta, con el poder de la práctica y estudiando a los grandes maestros. 

En concreto, se influyó de los grandes Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau, Robert Frank y sus compatriotas contemporáneos Cristina García Rodero, Manel Armengol, Pilar Aymerich y Koldo Chamorro.

¿Por qué es relevante comprender el contexto de Anna Turbau?

 

Habrá quien diga que no es necesario indagar en la vida privada o el contexto social de los artistas para valorar su arte, pero este paso es clave para dimensionar la complejidad y riqueza de una obra.

Siempre hay un por qué detrás de los artistas que les hace crear, algo que les mueve emocionalmente.

En el contexto de Turbau influyó su historial familiar de persecución política y compromiso político; además de ser una mujer joven neurodivergente en una época en la que toda conversación sobre salud mental y diversidad era tabú, cuando ser un poco diferente ya era motivo más que suficiente para el acoso y la burla.

Aunque no suele decirse en los artículos biográficos de la fotógrafa, se sabe que tenía Trastorno por Déficit atencional e hiperactividad. Su diagnóstico fue tardío, pero en retrospectiva le ayudó a comprender sus dificultades para encajar en la sociedad y su tendencia hacia la depresión.

 


Filosofía ética de Turbau y el porqué de su reconocimiento reducido 

 

  • ¿Todo vale en la fotografía de reportaje?

La línea de pensamiento de la fotorreportera era contundente: hay límites éticos y no todo debe fotografiarse. Para retratar una realidad no hace falta morbo, al revés: es necesario poseer cierto grado de empatía y tacto. Esto es algo que se nota especialmente en su retrato del centro psiquiátrico de Conxo.

  • ¿Por qué Turbau no se volvió más célebre?

Es verdad que quizá Turbau no se volvió tan reconocida porque pertenecía al fotoperiodismo. y ese campo a menudo tenía (tiene) el estigma de ser menos artístico.

Y sigue siendo artístico aunque claro está el énfasis es en la documentación, la objetividad y dar un mensaje claro que acompañará un texto. Quizá si Turbau hubiera decidido ser menos sensible, habría llamado más la atención para el público medio. 

1977: El psiquiátrico de Conxo y una niña que no debía estar ahí

Sin duda uno de los fotorreportajes más célebres de Anna Turbau.

El psiquiátrico de Conxo, por cierto, aún sigue en funcionamiento y pésimas condiciones

Irónicamente, el fotorreportaje, encargado por Interviú, no salió a la luz en su momento. 

Así fue por un motivo ético y de protección: no quería exponer la identidad del médico que le facilitó el acceso al psiquiátrico, ya que corría el riesgo de ser despedido.

Pensó asimismo resultaría morboso exponer a los pacientes en semejante estado. Era vulnerar su dignidad y derechos. 

Fue en 2012 cuando el reportaje se hizo público, y las fotos se publicaron por primera vez en el libro Anna Turbau: Galicia 1975-1979, editado en 2017.

Fotografiando a escondidas

 

La historia detrás es, cuando menos, digna de película: Turbau se adentró al centro clandestinamente durante una hora y media, eran las cinco o seis de la tarde.

Aprovechó para entrar cuando su amigo psiquiatra distraía a la vigilancia. 

Así fotografió más que todo a las mujeres, porque era la zona en la que pasó más tiempo.

También es cierto que en este centro la mayoría de la población era (y es) femenina y de la tercera edad. 

Las condiciones del centro eran vergonzosas, con pésimos tratamientos y maltratos diarios. Peores que en la actualidad. 

Según la fotógrafa, aquello era como ver a un montón de mujeres dopadas y aparentemente normales.

Y la foto más conocida de la serie es la de la niña y su muñeca.

Compartieron miradas unos segundos y luego la niña fue abrazada por una cuidadora. 

Aquel sitio no era lugar para una infancia y el hecho impactó emocionalmente sobre Turbau, quien se sintió reflejada en esa mirada perdida e inocente de la menor. 

Hasta el día de hoy, poco se sabe de la niña, qué hacía ahí, quién la dejó. Se cree que falleció en algún momento de los ochenta y que se llamaba María.

Sea como fuere, es una fotografía con un peso emocional indiscutible, ¿no creéis?

Anna Turbau tras la Transición 

Al quedar embarazada a principios de los ochenta, Anna Turbau se retiró de la fotografía y se dedicó a cuidar a su hijo en casa de sus padres. 

Ser madre soltera y fotógrafa resultó ser demasiado difícil como para hacer ambas cosas al mismo tiempo con regularidad.

Asimismo, empezó a trabajar en TV3 durante doce años. Aquello fue, según la fotógrafa, la peor decisión de su vida, ya que pasó por situaciones de acoso y asedio sexual. 

En los noventa una inmensa depresión la aisló del mundo. Fue entonces cuando volvió a la fotografía, esta vez más desde un enfoque personal que profesional. El arte le permitió seguir adelante. 

 

Galería: Vidal rural y gitanos de Poio

Anna Turbau en los 2000: abstracciones y más fotografía social 

 

En estas últimas dos décadas Turbau exploró la fotografía a través de su entorno más cercano en Soria y alrededores. 

Una de sus últimas series tuvo como protagonista a las manos humanas y a mujeres de la tercera edad, aquellas con grandes y maravillosas historias que han quedado en el olvido. Asimismo, participó en exposiciones como Mujer y silencio (2009), y Tan lejos, tan cerca. Documentalismo fotográfico en los años 70 (2017).

El legado de Anna Turbau 

 

Anna Turbau tiene dos libros publicados: Santiago, pequeña historia natural, que fue un encargo publicado en febrero de 1996; y Anna Turbau. Galicia 1975-1979editado por el  Consello da Cultura Galega y acompañante de la exposición homónima.

En 2009 se estrenó el documental La Mirada de Anna por Llorenç Soler, y en 2021 la serie Detrás del instante de RTVE dedicó un episodio a su trayectoria.

Con motivo del 8M fue entrevistada en el podcast El espejo de Vivian y Francesca, de la fotógrafa Inma Barrio y la periodista Leire Etxazarra. Sin saberlo, esta sería la última entrevista a la fotorreportera, quien aún tenía planes de participar en más exposiciones y organizar su archivo, que desde 2023 estuvo digitalizando y catalogando de la mano de la Fundación Photographic Social Vision.

 


 

Anna Turbau consagró su vida al arte a la denuncia social, fusionando ambas disciplinas para construir una trayectoria que no sólo es valiente y honesta, sino también de amplio valor cultural. Su trabajo ayuda a comprender la historia española reciente, ese pasado franquista que algunos sectores quieren blanquear ante las nuevas generaciones. Fue una mujer fuerte que supo enfrentarse a un contexto complicado y dar voz a quienes permanecían invisibles. Por eso no debemos olvidarnos de ella y sus fotografías, que son un testimonio inmortal sobre la resiliencia humana y la necesidad de fomentar la empatía en tiempos oscuros.

Tengo una concisión muy clara de que he resistido y seguiré resistiendo porque sigo aquí y siempre he sido así. No voy a cambiar ahora.

(Jennifer Novoa) Turbau en el estudio del arquitecto Cesar Portela (2022)

Preguntas frecuentes

¿Qué tipo de fotografía realizaba Anna Turbau?

Turbau ha destacado gracias a su trabajo de fotoreportaje en el que se acercaba física y emocionalmente a sus sujetos, que solían ser mujeres, pero también hombres y mujeres en movilizaciones sociales o en posiciones de desigualdad y pobreza rural.

¿Qué equipo fotográfico usaba Anna Turbau?

Nikon F2 de paso universal y un par de objetivos de 28mm y angular. En su última etapa, acostumbró a usar una Nikon D800 con objetivos de 35 mm, 80 mm y un monopie.

¿Por qué su trabajo en Galicia es tan significativo en su carrera?

Era un momento de tensión sociopolítica abismal en España y resultó muy rebelde y valiente retratar esa complejidad histórica. Era, después de todo, un ejercicio híbrido de periodismo y arte, haciendo que la gente se despertara y tomara un posicionamiento. Por eso, las fotos de Turbau son memoria histórica.

Fuentes

Hablando de conocer la vida de los fotógrafos que han hecho historia…

¿Sabes que mirar sus fotografías es la mejor manera de que las tuyas tengan alguna posibilidad de hacer historia también?

 

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