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Oriunda de Ohio, Berenice Abbott comenzó siendo una joven que soñaba con ser periodista y escultora, pero por su visionario ingenio —y tal vez por obra del destino— terminó convirtiéndose en discípula de Man Ray, fotógrafa visionaria y cofundadora de Photo League. 

En efecto, no fue cualquier fotógrafa: su nombre está siempre presente cuando se habla de las mentes maestras de la fotografía moderna y, asimismo, Abbott resultó pionera para construir el género de la fotografía documental y la fotografía científica. 

La amplia y diversa trayectoria de Berenice Abbott dejó una huella imborrable para la fotografía con proyectos como Changing New York y Documenting Science. Ya sea la vida urbana, los campos magnéticos o las élites intelectuales parisinas, la máxima de Abbott fue retratar la esencia de sus sujetos y profundizar en sus realidades a un nivel detallista e igualmente creativo.

La fotografía ayuda a las personas a ver.

Biografía de Berenice Abbott

Los primeros pasos en el arte

 

Bernice Alice Abbott nació el 17 de julio de 1898 en Springfield, Ohio. 

Su infancia fue relativamente tranquila aunque afectada debido al pronto divorcio de sus padres. Crecer como hija única con una madre soltera era una experiencia completamente fuera de la norma en aquellos días, y la pequeña Berenice sólo encontró refugio en el estudio. 

Para su adolescencia parecía tener ya bastante claro a qué se iba a dedicar: periodismo. Con 20 años inició sus estudios en Ohio State University, aunque al cabo de dos semestres los abandonó y se mudó a Greenwich Village, Nueva York

Una vez instalada en la Gran Manzana, Abbott pensaba seguir estudiando periodismo, pero cambió de rumbo y decidió estudiar pintura y escultura. Para 1921 completó tales estudios en París y Berlín. 

 

Man Ray y Berenice Abbott, retratistas de estrellas de París

 

La veinteañera Berenice Abbott cursaba sus estudios en pintura y escultura, y escribía poesía experimental mientras se acercaba cada vez más a las élites artísticas e intelectuales de Berlín, París y Nueva York

Y fue en la comunidad parisina donde fue más bienvenida. 

Su aspecto de mujer andrógina, progresista y abiertamente lesbiana fue algo bienvenido sin titubeos para tal exclusiva élite: Abbott era como la viva imagen de un nuevo tipo de feminidad e ideales en general. 

París en aquellos tiempos representaba lo máximo en arte, filosofía y cultura. 

Se creaban vanguardias que desafiaban los estándares del arte y filosofías que cuestionaron fuertemente el statu quo.

Abbott conoció y entabló amistad con la novelista y artista visual estadounidense Djuna Barnes en 1923, quien le recomendó cambiar su nombre de Bernice por la versión francesa, “Berenice”

Poco después, Abbott (ya con su nuevo nombre) conoció a Man Ray y Marcel Duchamp. En un principio, la futura fotógrafa solo posó para el ya reputado fotógrafo surrealista en una serie de retratos de desnudo. 

(Man Ray) Berenice Abbott, nue sur un lit. Paris (1922)

Solo unos meses más adelante Man Ray buscaba una asistente de fotografía que no tuviera experiencia previa. 

Así pues, Berenice Abbott se convirtió en la asistente de Man Ray, quien pronto notó que ella no solo aprendía rápido, sino que sentía una sincera pasión por el aspecto técnico y artístico de la fotografía. Producto de esta relación, Abbott empezó a utilizar la cámara, y Man Ray al percibir su potencial le permitió usar su propio estudio para realizar retratos. 

La fotografía se convirtió en la pasión definitiva de Berenice Abbott desde entonces. 

El estudio de Man Ray era uno de los sitios más exclusivos para la movida comunidad bohemia parisina, y tal élite acostumbraba dejarse fotografiar por este talentoso y vanguardista artista. 

Abbott, lejos de ser una imitación o una copia del estilo de Ray, tuvo su propio estilo de trabajo y composición y se volvió una retratista exitosa en París, a la misma escala de Man Ray y Brassaï. 

Entre los retratados por Abbott estuvieron Jean Cocteau, André Gide, Peggy Guggenheim, y James Joyce, y también sus amistades Djuna Barnes y Eugène Atget. Que Man Ray o Berenice Abbott te retratara significaba que “eras alguien” o al menos así lo resumió la editora de James Joyce, Sylvia Beach.

Eugène Atget, la Gran Depresión y… Walker Evans

 

Para 1925, Berenice Abbott juntó los ahorros suficientes —gracias a su trabajo de asistente y a los generosos donativos de algunos clientes como Peggy Guggenheim— para montar su propio estudio de fotografía en París. 

Dejó de trabajar para Man Ray, claro está. Pero el fotógrafo le presentó, tal cual como si fuese un último regalo, la fascinante obra de un desconocido e incomprendido fotógrafo: Eugène Atget. 

Atget era un fotógrafo francés cuya obra sobresalió por lo que él mismo llamó “Una obsesión por documentar un París que dejará de existir”. Pero la comunidad artística de entonces apenas comprendió su trabajo. De hecho, Atget, tan solo dos años después, falleció

Eugène Atget era un outsider muy  visionario para el contexto de la fotografía de aquellos días: un arte que luchaba por ser considerado como tal, y las dos tendencias dominantes (la fotografía directa y el pictorialismo) parecían ser contrarias a lo que Atget realizaba. 

Eugène Atget es hoy considerado uno de los padres de la fotografía documental, y no fue olvidado gracias explícitamente a los esfuerzos de Berenice Abbott. 

En cuanto lo conoció, Berenice Abbott compró fotografías de Eugene Atget tanto al propio fotógrafo como de la mano de terceros, que las dejaban a precios ridículos porque pensaban que no tenían ningún valor. Tras la muerte del francés, la fotógrafa adquirió más de 1300 negativos y 7700 copias. 

La fotógrafa por el resto de su carrera movió cielo, mar y tierra para obtener la mayor cantidad de copias y negativos de Atget, los cuales administró e hizo conocer a las galerías. 

Tras casi tres décadas de resucitar el legado de Atget a través de retrospectivas e incluso libros de su autoría en 1930 y 1964, Abbott vendió toda su colección de Atget al MoMA por $80,000 USD en 1968, el equivalente aproximado a $700,000 USD de la actualidad. 

La filosofía de Atget significó para Berenice Abbott la oportunidad de retratar algo diferente a lo que estaba acostumbrándose: la ciudad y su gente. 

Y para 1929, Abbott notó que Nueva York merecía ser retratada de la misma forma que lo fue París en aquellos años de cambio. 

Porque la Gran Manzana estaba en decadencia, pero a punto de renacer como nunca.

Era el inicio de la Gran Depresión y la miseria que provocó contrastaba con el naciente Nueva York de los rascacielos, tiendas y consumismo en auge. 1929 a 1936 fueron años de cambios sustanciales para la sociedad norteamericana, y tal ciudad le funcionó a Abbott como el sujeto perfecto a documentar. 

En sus propias palabras: 

Hacer el retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente, porque la ciudad está cambiando siempre. Todo lo que hay en la ciudad es parte de su historia: su cuerpo físico de ladrillo, piedra, acero, vidrio, madera, como su sangre vital de hombres y mujeres que viven y respiran. Las calles, los paisajes, la tragedia, la comedia, la pobreza, la riqueza.

Changing New York, la obra maestra más recordada de Berenice Abbott

 

1929 marcó el inicio de Berenice Abbott como documentalista, lo que le daría mucha más fama y reputación en la comunidad artística. 

Curiosamente, el cambio no estaba en sus planes: Abbott regresó a Nueva York ese año solo como visita. Sin embargo, la ciudad que encontró era completamente diferente a la que recordaba. Decidió quedarse para registrar tal realidad, en vista de la rápida evolución del lugar. La Gran Manzana abandonaba su antiguo aspecto colonial para dar paso a una compleja estructura urbana.

La experiencia de retratar tal evolución fue resumida de esta manera por Abbott:

 

Fotografiar la ciudad de Nueva York significa intentar capturar en la sensible y delicada emulsión fotográfica el espíritu de la metrópoli, sin dejar de ser fiel al hecho esencial, a su ritmo apresurado, a sus calles congestionadas, al pasado que choca con el presente.

 

Berenice Abbott empezó el proyecto de documentación en paralelo a su trabajo como fotógrafa independiente, aunque para 1935 recibió financiación estatal a través de la agencia Works Progress Administration (WPA) que contrataba a desempleados para trabajar en obras públicas. El fin de contratar a Abbott, así como a otros artistas, era que el arte se usaría para promocionar los distintos aspectos de tal agencia y otros programas del New Deal. 

Esta minuciosa documentación de la vida neoyorquina dio como resultado el fotolibro de 1939 Changing New York. Es uno de los libros de fotografía más exitosos e influyentes de todos los tiempos, y marcó un antes y un después para la fotografía documental. 

Algunas de las fotos más célebres de Berenice Abbott en dicha serie son Flatiron Building (1938) Manhattan Bridge (1936), Under the El at the Battery (1932) y New York Stock Exchange (1934-36). Son las siguientes.

Berenice Abbott y Photo League

 

En 1936, Berenice Abbott, Paul Strand y Ralph Steiner fundaron Photo League, una cooperativa de fotógrafos neoyorquinos comprometidos con la justicia social, sin importar a qué estilo o género de fotografía se dedicara cada quien.

Photo League sirvió para que los fotógrafos compartieran sus experiencias y puntos de vista entre sí sobre lo que Abbott denominó “la exploración de la condición humana”, y también servía como espacio para clases de fotografía. Tuvieron, además, una newsletter llamada Photo Notes, aunque su publicación solía ser irregular. 

Algunas de las personas que se unieron de alguna forma u otra a Photo League incluyen a Edward Weston, Weegee, Ansel Adams, Robert Frank, W. Eugene Smith, Helen Levitt y Margaret Bourke-White

Photo League desapareció en 1951 tras ser acusada de ser una “organización comunista”. Ciertamente, sí era una organización de mayoría de izquierda y con miembros abiertamente socialistas, como la propia Abbott

En la práctica, Photo League resultó ser otro aporte para la fotografía de la mano de Abbott y compañía, porque facilitaron los medios para que muchos fotógrafos dieran lo mejor de sí mismos e hicieran, tiempo después, historia. 

Basta ver los nombres de algunos de sus integrantes.

Berenice Abbott y Documenting Science: la fotografía creativa (y científica)

 

Tras la publicación de Changing New York, Berenice Abbott publicó sólo otros dos libros en la década siguiente, los cuales serían dos manuales para aprender fotografía de manera autodidacta: A Guide to Better Photography (1941) y The View Camera Made Simple (1948). 

En 1940 se convirtió en una de las fundadoras de la mencionada Photo League y, lejos de quedar en el pasado, Berenice Abbott estaba por revelar otra faceta de su vida: su pasión por la ciencia. 

Desde hacía tiempo Abbott estaba fascinada por la ciencia porque, claramente, era lo que posibilitó la revolución industrial por la que pasaba no solo el territorio neoyorquino, sino todo el mundo. 

De modo que desde 1939 la fotógrafa se sumergió en la fotografía científica, motivada por lo que percibió como “horrendas fotografías” realizadas por científicos que claramente eran meros aficionados a la fotografía. 

Así, se propuso a sí misma como una solución. En un manifiesto que publicó en tal año, afirmó:

Quería combinar la ciencia y la fotografía de una manera sensata y sin emociones. La idea que tienen algunas personas de la fotografía científica es que es solamente un diseño artístico y bonito. Esa no es la idea. La idea es interpretar la ciencia de forma sensata, con buenas proporciones, buen equilibrio y buena iluminación, para que podamos comprenderla.

Asimismo, añadió:

La fotografía era el medio preeminentemente cualificado para unir el arte con la ciencia. Nació en los años que inauguraron la era científica, un vástago tanto de la ciencia como del arte.

El ambicioso proyecto fotográfico de Berenice Abbott resultó en Documenting Science, que completó en estrecha colaboración con el Physical Science Study Project del MIT a principios de los años cincuenta. 

Con Documenting Science Abbott demostró ser una documentalista que podía ampliar su visión a un campo aparentemente abstracto e incluso surrealista, pero en el fondo, extraordinariamente real

Pues la fotografía de Documenting Science cumple un objetivo pragmático: retratar principios científicos esenciales. 

Por ello, estas fotografías acompañaron múltiples libros de textos sobre física, lo que la convirtieron en una suerte de ilustración científica. El proyecto finalmente demostró, con su cuidada estética elegante y de minimalismo sorprendentes, que era posible (y necesario) mezclar ciencia y arte, tanto mejor para elaborar divulgación científica de una forma más accesible para todas las personas.

Esto significó un aporte significativo a la historia de la fotografía científica, por lo que Abbott entró en la misma categoría de otras visionarias fotógrafas y científicas como Anna Atkins.

Descifrando las obras (y filosofía) de Berenice Abbott 

 

Si bien se puede afirmar que las fotos de Berenice Abbott se dividen en dos sujetos principales (Nueva York y la física) la motivación primaria de la fotógrafa estuvo en la documentación de la realidad tal cual es. Para Abbott, la realidad es cualquier cosa menos aburrida y, en consecuencia, retratarla es un reto tan creativo, dinámico y enriquecedor tanto como el ojo del fotógrafo lo permita. 

No bastaba con encontrar “lo extraordinario entre lo ordinario” sino retratar la realidad como si fuera algo no visto antes. La creatividad, así, debía estar siempre ligada a las capacidades únicas de la cámara.

El ojo fotográfico de Berenice Abbott abraza el realismo y el dinamismo al mismo tiempo. Nótese el uso de las cámaras de gran formato para sus fotografías desde arriba o hacia abajo de los rascacielos neoyorquinos. Ella tendía a privilegiar esos ángulos en contrapicado o picado, y asimismo, privilegiaba grandes encuadres que captaron la grandeza de la ciudad a detalle. 

No debe obviarse su etapa como retratista, en la que solía permitir que los sujetos posaran como quisieran y se movieran, incluso si ella estaba por disparar, ya que buscaba la naturalidad del sujeto, y por lo mismo adaptó sus encuadres a cada persona. Algunos encuadres son más cercanos, otros retratos tienen al sujeto hacia un lado de la foto, etc. Abbott estuvo poco interesada en cumplir a rajatabla lo que dictaran las “reglas” de fotografía y, en su lugar, siempre estuvo experimentando y personalizando su enfoque a las circunstancias.

La experticia de Berenice Abbott en el cuarto oscuro y su dominio técnico solo es superado por su maestría a la hora de componer las fotos, en las que demostró estar a la vanguardia en cuanto a criterio artístico. Al final, Abbott supo desenvolverse con soltura en al menos cuatro campos: la fotografía moderna, la fotografía callejera, la fotografía científica y la fotografía de retrato.

El interés triple de Berenice Abbott por la pintura, la ciencia y la justicia social también ayudó a desarrollar su estilo fotográfico y su filosofía al respecto.

Frases de Berenice Abbott

 

“Lo que el ojo humano observa de manera casual e indiferente, el lente de la cámara lo registra con implacable fidelidad”.

“El fotógrafo crea, desarrolla una visión mejor, más selectiva, más aguda mirando cada vez más detalladamente lo que sucede en el mundo”.

“Al mundo les irrita las mujeres independientes. ¿Por qué? No lo sé. Pero no me importa”.

“Estoy de acuerdo en que todas las buenas fotografías son documentos, pero también sé que no todos los documentos son buenas fotografías. Además, un buen fotógrafo no se limita a documentar, sino que investiga el tema, lo descubre”.

“Cuando se es joven, cada quien se va encontrando a sí mismo sobre la marcha (…). La juventud a menudo entra en un campo que no siempre es la elección correcta”.

(Berenice Abbott) Self-Portrait (1930)

Berenice Abbott: algunos datos finales

 

Quitando de vista el legado de Berenice Abbott con Changing New York y Documenting Science, no debe obviarse el gigantesco aporte que significa que logró resucitar el legado de otra leyenda: Eugène Atget. Y si ignoramos todo esto, que es muchísimo, todavía nos queda su papel como divulgadora, profesora de fotografía y cofundadora de Photo League, que dio espacio a un enriquecedor debate para fotógrafos que buscaban mejorar el mundo o bien, retratar las injusticias con la esperanza de lograr un cambio. 

Sí, Berenice Abbott también tuvo una faceta como docente al dar clases desde 1934 en la New School for Social Research, instituto donde trabajó por 24 años. 

Asimismo, Abbott fue amiga cercana de Djuna Barnes, que escribió la novela Nightwood de 1936, uno de los primeros clásicos de la literatura lésbica. Si la amistad fue algo más o no, es algo que a estas alturas parece que nunca se sabrá. En todo caso, Abbott vivió desde 1936 hasta la fecha de su muerte con su pareja, la crítica de arte e historiadora Elizabeth McCausland.

Según Abbott, que se permitiera mujeres en la fotografía en los años veinte era porque para entonces la fotografía ni siquiera era considerada un arte, por lo que tenía sentido que fuera practicada por las mujeres. No olvidemos que eran otros tiempos: no era bien visto que las mujeres hicieran arte. Es más, se solía creer que no podían crear arte en primer lugar. 

¿Te imaginas..?

Lo arriesgado e innovador que era la presencia de una gran fotógrafa que, encima, desafiaba los estereotipos de género. 

Otro dato curioso: Abbott fundó y dirigió durante doce años desde 1947 la microempresa House of Photography, que vendía innovadores equipos fotográficos. 

El Museo de Arte Moderno (el MoMA) le dedicó a Abbott una amplia exposición retrospectiva en 1970. Otras distinciones sobresalientes para Abbott incluyen el ser la primera fotógrafa en formar parte de la American Academy of Arts and Letters en 1983, la Medalla Officier des Arts et Lettres y el Premio Master of Photography de la International Center of Photography en 1988.

En Estados Unidos, las obras de Abbott se exhiben de forma permanente en aproximadamente una treintena de museos importantes, tales como la Galería Nacional de Arte, el Museo Smithsoniano de Arte Americano, la Biblioteca Pública de Nueva York y el Museo Judío de Nueva York. En España la Fundación MAPFRE le dedicó una amplia exposición en 2019.

Abbott falleció en Monson a los 93 años, Maine, en 1991. Tiempo antes había declarado: 

Estoy tan fascinada con este siglo que me ayudará a mantenerme con vida. Estaré allí hasta el último minuto, luchando.

Para saber (aún más) sobre Abbott, recomendamos un montón la biografía Berenice Abbott: A Life in Photography de Julia Van Haaften, y el mediometraje documental del MET Berenice Abbott: A View of the 20th Century, disponible en YouTube (enlace más abajo).

Berenice Abbott

No te pierdas...

¿Qué cámaras usaba Berenice Abbott?

Berenice Abbott basó gran parte de su carrera en el uso de cámaras de gran formato con un formato de 8×10 pulgadas.

¿Por qué fue tan importante Berenice Abbott?

Changing New York y Documenting Science son dos obras maestras de Berenice Abbott que significaron un aporte sustancial para la fotografía en varios aspectos. Primero, como innovación creativa, pero también como avance técnico. Ambos proyectos son, si se quiere, biblias para la fotografía documental entendida en dos subgéneros: la fotografía callejera y la fotografía científica.

¿Cuál fue el estilo de fotografía que realizó Berenice Abbott?

Fotografía moderna, basada en los principios de la fotografía directa, y con ello exploró los géneros documental-científico. Abbott defendía la necesidad de resaltar las cualidades propias de la cámara y la necesidad de crear arte a partir de la misma realidad.

¿Qué relación hay entre Berenice Abbott y Walker Evans?

Eugène Atget heredó dos discípulos directos: Berenice Abbott y, asimismo, Walker Evans. En algún momento entre París y Nueva York, Abbott y Evans se conocieron y se volvieron amigos a finales de los años veinte. La fotógrafa era entonces una retratista con gran reputación, y Evans era apenas un entusiasta fotógrafo amateur. Ambos se convirtieron en grandes de la fotografía documental.

  • Perfil de Berenice Abbott en el MoMA 

https://www.moma.org/artists/41

Berenice Abbott: A View of the 20th Century, 1992 | From the Vaults (Documental en inglés sobre Berenice Abbott) https://youtu.be/oZHhVQQNsyA?si=FieMI_6qBsQKVIv6

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